1. Acontecimiento
Los griegos distinguían al menos entre aión, kronos y kairos. Si bien la distinción entre esos términos no está del todo clara, pues su uso y significado varía en las diferentes fuentes, evocan algunos conceptos como eternidad, espíritu de los tiempos, tiempo que transcurre y tiempo propicio para actuar. Las ciencias sociales modernas no han hecho avances significativos, desde entonces, en su definición y concreción operativa, pese a lo mucho que en los tiempos modernos de usa y abusa de la palabra estrategia. Esta palabra, entre otras muchas aristas, evoca una, especialmente interesante: la identificación del momento correcto de actuar (aparte de la forma) en cuya concreción entra en juego el espíritu de los tiempos, es decir, la especial manifestación de los universales de la vida humana en el tiempo que uno vive, para determinar si ha llegado el momento propicio para actuar. Propicio en el sentido de que conducirá al éxito, a la satisfactoria consecución de los objetivos perseguidos con una estrategia actualizada al momento presente.
La diferencia esencial entre “tener que actuar porque no queda más remedio”, i.e. asesinar a alguien antes de que acabe con tu vida, y asesinar por decisión “incondicionada” i.e. para alcanzar el objetivo del viejo refrán “muerto el perro (hombre) se acabó la rabia (problema)”, aplica también a tener que “declarar una guerra porque se nos impone”, pues en otro caso, la derrota está asegurada y “declarar la guerra para ganarla”, en cuyo caso, se han realizado las preparaciones oportunas y los cálculos estadísticos paramétricos pertinentes, sometidos a la inevitable incertidumbre estructural[1].
Lo importante y realmente difícil es determinar que acontecimientos, de los muchos que se suceden, son realmente definitorios en tanto que indicación de la dirección del mundo y/o de la capacidad de influir en el sentido de esa dirección. Quizás quien más y mejor se aplicó a este esfuerzo fue Ernst Bloch, con el cual me tropecé hace muchas décadas y sigue conmigo desde entonces (Bloch, 1981): los hombres no están terminados, por tanto, su pasado tampoco; el futuro viene preñado de opciones, imaginadas y no realizadas en el pasado o ni siquiera imaginadas. De aquí se deriva una visión de lo utópico completamente diferente de un sueño abstracto, de la imaginación de un estado ideal (imposible). Lo utópico resulta de una ontología de lo que todavía no es, de la potencialidad de lo que puede llegar a ser. La utopía forma parte del espacio de lo real que pudiendo ser, todavía no es.
La periodificación es un deporte muy practicado por historiadores, en la búsqueda de explicaciones simples del pasado, que conducen necesariamente al presente, por el simple paso del tiempo, aun cuando los contornos de los períodos sean “fuzzy” y no se sepa cuál es su conexión del pasado descrito con el presente vivido. Frente a esa disociación “natural” del espacio y el tiempo, en la cual no ha penetrado ni superficialmente la teoría de la relatividad, solo cabe centrarse en el estudio longitudinal de problemas, intereses e ideas, no de períodos (Kalifa, 2020). Cierto, este enfoque es mucho más difícil y problemático, requiere más sofisticación teórica, pero al tiempo que permite hacer comparaciones creativas (Foessel, 2019), reduce el espacio para las “continuidades mágicas” y las “discontinuidades sorpresivas”. En este genuino sentido, el pasado es impredecible, pues lo que una vez fue interpretado en una clave, en un momento posterior es interpretable en otra[2]. Esta es la cara y la cruz de la historia, que nada tiene que ver con el positivismo historicista, con la pretensión del cerrar no tanto el pasado -fue como fue es un problema descriptivo- como su potencial no realizado, no fue, pero puede ser (un problema distinto de pudo ser, que es un recurso puramente retórico).
2. La materialidad del mundo y la materialidad de las ideas
El continuado desprecio de los liberalilotas a la larga tradición de análisis materialista del mundo, mucho más antiguo que sus triviales creencias teológicas, les ha dejado desnudos, tan desnudos como los huanos recién nacidos. En su mundo fantasioso pueden sostener una idea y la contraria, incluso en el mismo párrafo, i.e. el ejército ruso no es capaz de conquistar Ucrania, el ejército ruso está en camino hacia el Algarve (supongo que de vacaciones).
Ahora han imaginado una nueva retórica. Las definiciones al uso -i.e. la civilización cristiana o el más reciente, civilización judeo-cristiana- no son muy satisfactorias por su evidente carga teológica, pese a la simplicidad de contraste con los vecinos más próximos -la civilización musulmana-. El contraste con los vecinos más lejanos -civilización hinduista o civilización budista- resulta mucho más problemática, toda vez que la mayor parte de los conceptos de las religiones abrahámicas evolucionadas en las cenizas del gran creciente, no son fácilmente yuxtaponibles en esos otros universos, de tal modo que su ontología como encarnación de los “esencialmente otros” aparece altamente problemática. Esa nueva ingeniosa retórica, elaborando sobre algunas intuiciones de Numa Denys (Fustel_de_Coulanges, 2003) y François (Guizot F. , 1838) (Guizot, 2002) llega a la conclusión que lo verdaderamente distintivo de la civilización del imperio atlántico es el liberalismo. Las ideas morales son la clave del mundo[3] y occidente es la encarnación, en una larga batalla[4], de las superiores verdades morales universales liberales (Siedentop, 2014). La pretensión de universalismo no es reciente. Ya aparecía en el género cultivado en Laudatio Florentine Urbis (Bruni, 2020), donde (Lefort, 2000) situó el origen de la ideología humanista, característica de las sociedades occidentales, en su pretensión de negar la esencial división constitutiva del (des)orden político que las atraviesa. Y, en otro lugar, el mismo (Lefort, 2018) muestra como los diferentes autores que se reclaman de la tradición de la llamada “libertad republicana”[5] hacen una lectura obscenamente incorrecta de Maquiavelo, ignorando o simulando que ignoran que este ya cuestionó la falsedad de esas “universalizaciones humanistas” i.e. de los Bruni y los Salutati (Salutati, 2014).
3. Continuidades y rupturas
Sin embargo, pese a ese reclamo de superioridad moral, es imposible volver la vista atrás -en cualquier escala temporal- y no encontrar el liberal imperio atlántico como agente principal tras cualesquiera genocidios y desastres humanitarios, incluso los que pasaron como obra de los comunistas[6]. No se ha requerido para ello popularizar el “deber de proteger los derechos humanos”, la penúltima de las grandes creaciones universales liberales; antes de ello, estuvo el deber de civilizar en los valores universales occidentales y, antes de ello, el deber de cristianizar en la única religión verdadera. Esto no ha cambiado ni va a cambiar esté quien esté en la Casa Blanca, ni aunque proclamen un rey o un dictador, un Cesar del partido popular y este se ocupe, al menos durante un rato, de los intereses y el bienestar de las gentes del común, dentro de las fronteras del imperio, y no de los intereses y el bienestar de la oligarquía dentro y fuera de ellas. No se vislumbra tal movimiento por el momento, aunque no es descartable.
En otro lugar dejé escrito que en relación a Trump no prestaba atención a la literalidad de las declaraciones del personaje, solo a sus órdenes ejecutivas (y no mucho porque podía cambiarlas tan rápido como sus declaraciones[7]), a los asesinatos que ordenara (y en marzo de 2025 ya ordenó en primero en suelo iraquí) y los movimientos de tropas (y en marzo de 2025 ya ordenó los primeros bombardeos sobre suelo yemení[8]). En esa lista me faltó tomar en consideración cuantas resoluciones judiciales no cumplirá, recordando a los jueces desafectos que ni tienen bolsa ni espada[9]. Cuando digo que no presto atención a la literalidad de sus declaraciones, no significa exactamente que las ignore, sino que las clasifico en (i) ocurrencias irrelevantes; (ii) amenazas fanfarronas para asustar a los oponentes; (iii) mentiras deliberadas para distraer a los enemigos; (iv) indicaciones acumulativas de cursos de acción futura. Desde fuera las únicas relevantes son estas últimas. Y entre ellas se cuentan las pretensiones territoriales, la continuidad del apoyo incondicional al estado antisemita[10] sionista genocida[11], las medidas económicas (subir aranceles, bajar los impuestos a los ricos, …) y el reconocimiento de los límites de la proyección del poder imperial.
Si se analizan con suficiente perspectiva histórica las relaciones del imperio atlántico con Rusia, y antes la CCCP, se aprecian ciclos de máxima presión y ciclos de distensión. Por ejemplo, si se analizan los diferentes períodos de relación entre ambos países a propósito de Georgia -historia todavía por escribir[12]– se aprecian esos ciclos, desde períodos de no intervención agresiva[13], hasta la desestabilización y el intento de atraerla a la OTAN y la nueva toma de distancia después del fracaso continuado de esos intentos. Todo apunta que como sucede en Ucrania, el idiotismo que dirige la UE, está siendo pillado a contrapié también en este último escenario.
La segunda administración Trump inaugura una etapa de distensión que se asienta en, por una parte, el reconocimiento de la derrota de la Nato sobre el terreno, y, por otra parte, que no es sostenible, con el actual equilibrio de poderes y tecnologías militares, la proyección de poder unipolar en las botas de Rusia. El camino a Dinamarca, que tanto gustaba a Fukuyama es ahora directo, liberado de la vetocracia, otra de las preocupaciones de este insigne pensador[14]. Lejos de emular la democracia a la danesa, se trata de tomar un trozo de su territorio, el único puro, y no porque esté poblado de jóvenes y hermosas vírgenes rubias[15], sino porque estaba bajo el hielo y esconde un Eldorado de tierras raras y minerales varios, accesibles a medida que el hielo retrocede. Mantener protectorados es muy caro, salvo que se paguen a sí mismos. Ante la ausencia de otros medios, presionar para un mayor gasto militar -siempre que este suponga comprar armas al complejo militar estadounidense- es otra herramienta. Es en este marco que hay que analizar las decisiones que adopten, porque ellas definen los límites de la acción política imperial.
Ciertamente el propio ocultamiento de la vocación imperial del imperio USA (Wertheim, 2020), la nación más belicosa de cuentas emergieron después del viaje de Colon y de cuantas han sido y son sus contemporáneas -se ha visto envuelta en más de 400 guerras[16] desde su fundación (Kushi, 2022), y la lista sigue creciendo- dificulta la construcción de una historia realista de ese imperio.
El ocultamiento de las prácticas de expropiación y pillaje a escala planetaria, distraídas bajo la defensa de ciertos mantras, configurados con la llamada libertad republicana en el cenit y después, a partir de la Ilustración, con la libertad individual, confunde la razón histórica a la hora de crear un relato coherente y, lo que es tanto o más importante, confunde a los enemigos y/o resistentes ante las tropas imperiales, en su intento de construir las defensas frente a ellas.
El relato según el cual la causa última de la revolución americana (la guerra de independencia de las 13 colonias contra el imperio británico) fue la libertad republicana (pese a estar impulsada por propietarios de esclavos) no se compadece con los datos históricos, como ya evidenció (Egnal, 2010)[17]. No es que las ideas de la “libertad republicana” no tuvieran relevancia[18], pero el relato que se ajusta mejor a los hechos es que estas ideas de la “libertad republicana” dieron cobertura a una fracción de las élites coloniales -los expansionistas-, que primero sirvieron al imperio británico, i.e. Washington, pero cuyos intereses acabaron por conducirles a la ruptura con las limitaciones coloniales y a promover, y esto es lo realmente relevante, la expansión al oeste, a las tierras indias (vehementemente defendida, entre otros, por Franklin y Madison). Es posible seguir ese hilo en la construcción de Usa como imperio global, hasta hoy (Wright, 2008), incluida la problemática relación con el genocidio y los aranceles. En esa expansión al oeste se orquesta la gran guerra de aniquilación, war of annihilation, vernichtungskrieg, no exclusivamente basada en el uso del plomo de las balas y el acero de las bayonetas, sino expulsando de las tierras fértiles, matando los bisontes y provocando muertes masivas por inanición. Nada de esto era visible en las películas “del oeste” con las que me entretenía en las tardes de los fines de semana, en aquéllas lejana infancia.
Por otra parte, uno de los campos privilegiados para poder visualizar la naturaleza de ese imperio y construir una historia realista de nuestro tiempo es justamente la relación con la nación más extensa de la tierra, Rusia. Y, aunque la historia desde esta perspectiva está por construir -como acabamos de decir a propósito de Sakartvelo- es una fisura con un potencial enorme de rendimiento epistemológico. Para ello es necesario salir de la lógica de las periodificaciones en base a sucesos evidentes, i.e. asociar el fin de la guerra fría con la caída del muro de Berlin[19], y bucear en la lógica subyacente a todos esos eventos. Solo así puede entenderse que hay de continuidad y que de ruptura -si algo- en la segunda administración Trump.
4. El caso especial de los aranceles
Una de las políticas aparentemente más confusas de la segunda administración Trump son los aranceles[20]. Hay tres usos imperiales posibles de estos: (i) Fuente de financiación como impuesto indirecto, similar al IVA, salvo la particularidad de que no gravan los bienes finales ensamblados en el país que impone los aranceles. En la medida en que son fuente de ingresos “extrafiscales” pueden compensar ingresos de impuestos directos (i.e. impuesto sobre la renta, sobre el beneficio) o, parcialmente, indirectos, IVA. (ii) Mecanismo de protección de la industria local frente a competidores más eficientes que producen en otros países. Una manera de revertir o combatir la supuesta “ventaja competitiva” resultado de la eficiencia, la especialización, la escala, los menores salarios y/o costes de insumos (i.e. energía) o los menores costes de capital. (iii) Mecanismo de negociación para obtener ventajas de diversos tipos, i.e. concesión de acceso a materiales primarios (minería), contribución a la financiación del coste de los ejércitos imperiales (normalmente vendido como protección, cuando es subordinación), puertos francos y otras instalaciones extraterritoriales, forzar la participación de sanciones secundarias contra terceros países, forzar el abandono de la neutralidad, ahogar opciones políticas no deseadas por el imperio.
A lo largo de la historia de los USA, esos tres usos han tenido un peso mayor o menor, según los distintos momentos de la historia. Evidentemente, la eficacia de cada uno de estos usos es diferente en función del “momento histórico” del imperio (Irwin, 2017).
4.1 Fuente de financiación.
La desigualdad está vinculada esencialmente a la ausencia de imposición directa. Esta no ha venido sino cayendo desde la época de Reagan, impulsada por los que fueron demócratas bajo Carter y devinieron republicanos bajo Regan. El déficit está vinculado además de a unos gastos militares disparatados, a una base de recaudación directa estructuralmente insuficiente. Los regalos fiscales otorgados a los hiper ricos durante la primera presidencia de Trump caducan en este 2025. Los aranceles son una forma de poder mantener esos regalos sin disparar aún más el déficit fiscal. Por otra parte, mantener un déficit fiscal indefinidamente, cuando eres el proveedor mundial de liquidez, plantea el riesgo sistémico de que todos los que usan tu moneda no solo como medio de cambio sino como reserva de valor, se encuentren con la situación de que competidores sistémicos, i.e. China dejen de aceptarla, y/o dejen de financiar el déficit, dejando de reinvertir sus U$ en deuda pública imperial y/o en Wall Street, retirando parte de la financiación en la que se basa la “asset economy”.
4.2 Mecanismo de protección de la industria local.
La teoría económica clásica de los aranceles fue formulada en directa relación con la idea de la ventaja competitiva. Mientras un país está en proceso de industrialización, la única manera de proteger la naciente industria nacional de la competencia de países con una mayor productividad en los sectores clave son o los contingentes de importación o los aranceles. Ambos dos son fuentes de inflación, pero solo el segundo genera ingresos fiscales. La inflación no necesariamente es negativa. Si bien aumenta el coste de los insumos procedentes del exterior, aumenta la competitividad de las exportaciones al bajar el valor de la moneda local, siempre y cuando estas se computen en moneda local (lo cual no es posible i.e. en países, como algunos de Sudamérica, cuyos sátrapas han impuesto el US$ como moneda única).
Dando apariencia de racionalidad a estas decisiones solo comprensibles en clave política, en su momento se generó una lustrosa literatura en la teoría económica para explicar cómo funciona el comercio internacional entendido como “free trade”, sin interferencia política imperial. Entre los varios modelos propuestos, uno de los más conocidos el Heckscher-Ohlin[21] resultó muy útil para contrarrestar la teoría del intercambio desigual (animada mediante mecanismos imperiales, moneda incluida), de modo que a Ohlin le dieron el premio del banco de Suecia. Y no es que desde entonces se haya avanzado mucho (Shaikh, 2009).
Este segundo uso de los aranceles funcionan en la medida en que exista industria local para llenar los huecos y/o no haya carteles organizados que obtienen beneficios substanciales de dificultar las importaciones, sin que eso suponga un incremento de la capacidad de producción local. Este es el caso, por ejemplo, del mercado de huevos en USA.
Por el momento, no me consta que se haya impuesto un arancel sobre la importación de huevos. Pero en esta industria han crecido al mismo tiempo los precios y el desabastecimiento. Y no, la causa no es ni principal ni substancialmente la gripe aviar, ni tampoco la competencia externa. La gripe aviar es un acontecimiento que se gestiona dentro de los márgenes de un oligopolio, para incrementar los beneficios financieros, sin aumentar la producción nacional. Esta debería crecer, si hubiéramos de creer a la teoría económica escolar, a la que hemos aludido, ya saben con las curvas de la oferta y la demanda que aparecen en todos los manuales[22] y con sus idioteces sobre mercados con información perfecto y el “equilibrio”, que ni están ni se les espera.
El mercado de huevos[23] en el centro del imperio es un oligopolio perfecto: las compañías que lo dominan, obtienen más beneficios subiendo los precios y restringiendo la oferta que atendiendo las demandas de huevos de las familias americanas. En la primera de estas piezas se cuentan los datos, en la segunda se detallan quienes son y como llegaron a serlo, los actores del oligopolio. Algunos de ellos, tienen sus sedes sociales en Europa, Erich Wesjohann Group en Cuxhaven, Germany y Hendrix Genetics en Boxmeer, Netherlands. El otro gran actor Cal-Maine Foods es el mayor productor mundial de huevos y su sede está en Jackson, Misisipi. Cuando hablamos de imperio atlántico sabemos de lo que hablamos. Hace falta algo más y algo diferente de los aranceles para resolver el problema de los huevos imperiales. Quod erat demonstrandum, ὅπερ ἔδει δεῖξαι.
Teniendo en cuenta esta perspectiva cada nuevo arancel solo puede ser entendido en términos de política interna, de qué lobby lo impone con éxito. Cualquier observador externo que carezca de esa información, percibirá los aranceles como puramente aleatorios. En el caso de la UE respecto a USA, esa ignorancia se debe a la manifiesta incompetencia de su servicio exterior, por el que han pasado dos insignes “socialistas” españoles -Solana y Borrell- y que en 2025 está alcanzando el paroxismo de la incompetencia bajo la sra. Kakas. Kakistocracia (caquistocracia).
Una opción que no puede descartarse es el traslado de industria hacia el territorio del país que pone los aranceles, con el objeto de evitarlos. Esto es tanto más fácil cuanto que, en el caso de multinacionales, exista ya infraestructura de producción y/o la industria no requiera personal particularmente cualificado para manejar equipos productivos sofisticados. En ausencia de uno o dos de esas condiciones el traslado es problemático y, aparte de la inversión necesaria, tomará varios años. Quién más puede sufrir ese impacto es la primera periferia, es decir, la UE y dentro de ellas, ciertas industrias como la farmacéutica, automovilística y algunas otras. Hasta donde pueda llegar ese traslado es incierto.
4.3 Mecanismo imperial de coerción.
Este uso es el peor entendido de todos. Ha sido analizado (Zeng & Liang, 2022), (Zeng, 2010) insuficientemente, porque no tiene en cuenta precisamente que el US$ es la moneda no solamente en la que se denominan las transacciones internacionales sino la reserva de valor[24]. Y ese hecho debe ser incorporado en cualquier análisis, porque define el inmenso potencial coercitivo y las limitaciones del uso de los aranceles como herramienta “diplomática”.
Ese modelo ideal no funciona cuando existe una moneda de referencia, distinta de la moneda local, que no solo actúa como unidad de denominación de las transacciones, sino también como reserva de valor. El imperio británico, pese a la relevancia de la libra, nunca llegó a disfrutar del todo del exorbitante privilegio de esa doble condición. De ahí sus fuertes deslizamientos a la depreciación que no podían ser absorbidas por la limitada capacidad exportadora de la pequeña metrópoli isleña, completamente dependiente, en cambio, de la importación de alimentos. Los reiterados esfuerzos para “resolver” esta contradicción con la “defensa” del patrón oro, acabaron en desastre económico.
La situación actual el imperio atlántico es muy diferente: el US$ disfruta desde hace décadas del privilegio exorbitante. Esto da cuenta del enorme déficit que han acumulado sin entrar en quiebra. Y es en este contexto, mediado por la moneda, donde hay que situar la política arancelaria, aparentemente errática, de la segunda administración Trump. Hasta donde he visto, solamente hay dos economistas que se ha aproximado en algo, en la comprensión de la situación: Varoufakis[25], precisamente porque entiende claramente que la moneda no es neutra[26] y Michael Hudson, porque entiende muy bien como la “lucha de clases” informa el “desarrollo económico” (incluida la gestión de la moneda) y lo impulsa o lo descarrila.
Si se leen atentamente a estos dos autores, se entiende que la política no es errática. Hay algo esencialmente correcto en ella, desde la perspectiva de quienes la promueven –“donor clase”, les llama Hudson, aunque con casi total seguridad, acabará en desastre. No es una repetición a gran escala del “Plaza Accord”[27]: obligar a subir los tipos de interés de las otras monedas[28] para bajar el valor del US$ y aumentar la competitividad de USA, pero pretende objetivos similares[29]. No es una repetición porque Trump pretende que el US$ baje para exportar más y que el US$ no baje, para que siga atrayendo inversores extranjeros con los que financiar en enorme déficit, cuya financiación ya cuesta al año más que todo el aparato militar. Si el US$ baja, no podrá financiar la deuda pública, salvo que imponga la compra obligatoria de deuda (a la primera periferia del imperio, la UE) y/o los aranceles le alcancen para cubrir las deserciones (improbable) (i.e. China viene reduciendo su exposición a la deuda pública imperial de un modo acelerado).
En un mundo competitivo, donde todas las monedas compitieran, el US$ hace mucho que debería haberse devaluado, toda vez que USA soporta un inmenso déficit. Pero ese déficit es posible porque los US$ que los bancos centrales de los diversos países -i.e. UE, Japón y China sobre todo- obtienen por lo que sus empresas venden al mercado americano, vuelven al mercado americano comprando deuda pública y/o entrando en Wall Street para alimentar burbujas de activos (particularmente inmobiliarias) por todo el imperio. Y es precisamente esta deuda sobre la que se sustenta el poder militar de USA, pues hace posible mantener un ejército sobredimensionado (que seguirá creciendo de modo que en este o el próximo ejercicio superará 1 US$ trillon), respecto a su real capacidad económica. Por otra parte, la prevalencia del US$ como moneda de reserva -todo el mundo quiere US$ para comprar cualquier cosa, con independencia de que no sea producida por USA- toda vez que el grueso de las transacciones se denominan en US$, proporciona la segunda arma de destrucción masiva, las sanciones primarias y, sobre todo, las sanciones secundarias.
Pero la sistemática sobrevaloración del US$ tiene un coste: US$ ha dejado de producir algo valioso que el resto del mundo quiera (con excepción de armas y eso, como se demuestra en Ucrania, es cada vez menos relevante). Y este proceso de perdida relativa de peso de la economía real de USA (otra cosa es el capital financiero) en la economía mundial, se está acelerando, de modo que el US$ deberá continuar en un proceso de sobrevaloración creciente, toda vez que la demanda del US$ aumenta mucho más rápido que la economía real de USA. Esta espiral seguirá hasta que explote la burbuja, bien porque el no-sistema financiero entra en pánico (estos US$ no valen el papel en el que están escritos), bien porque se decide provocarlo desde China, Rusia y eventualmente desde el conjunto de los Brics (la UE es improbable que entienda el juego).
En términos relativos, de acuerdo con datos del Departamento del Tesoro USA, la tenencia de bonos del tesoro en manos chinas ha caído drásticamente (del 31% en 2011 al 12% en 2024; en 2025 han seguido desinvirtiendo); también ha caído la participación japonesa (21% en 2011 al 13% en 2024). En cambio, la UE, que, como hemos dicho, no entiende el juego, ha duplicado su exposición relativa (10% en 2011 al 20% en 2024). Por otra parte, el déficit comercial entre USA y UE no es tal. Es cierto que la UE exporta bienes físicos a USA en mayor proporción que la revés, pero si se toman en consideración los servicios (lo que se lleva Amazon, Google, Microsoft, las varias Netflix, las inversiones en activos de reproducción de los “Fondos Buitre” y un largo etc.), la cifra no es tan abultada, de hecho, es casi equilibrada[30]. Esto, más allá de la palabrería de los sátrapas bruselenses, amplia las opciones de la UE a algo que no van a hacer: imponer un impuesto cuasi expropiatorio a la repatriación de las ventas (no beneficios, porque estos son fácilmente manipulables bajo mecanismos de royalties varios) en la UE, a esas compañías. No verás esto mencionado en ninguno de los “análisis” de supuestos expertos europeos. Que la causa sea ignorancia, indefensión aprendida, servicios debidos a los patrones que los emplean, incapacidad de ver el mundo bajo el velo ideológico inducido por la guerra fría, en el que han crecido (no necesariamente llegado a la edad adulta), o cualquier combinación de ellas es irrelevante. Es un hecho. Esos expertos no son tales, ni siquiera tuertos en el país de los ciegos. Ciegos en primer lugar. Mejor apretar otra mano.
Cuando decimos ignorancia no nos referimos a ignorancia sobre los hechos, sino sobre las soluciones. El BCE sabe que la balanza comercial (excluidos servicios) es favorable a la UE pues ha pasado de 19 Md€ en 2013 a 51 Md€ en 2024. Y sabe igualmente que la balanza de servicios es desfavorable a la UE; ha pasado -3 Md€ en 2013 a -37 Md€ en 2024[31]. Específicamente algo tan abstruso como el pago por “propiedad intelectual”[32] ha crecido disparatadamente. Y tú sin saberlo, adicta y adicto a las series donde te presentan el maravillo modelo de vida al cual te debes (parecer). Sí, han substituido tu intelecto, por eso te cobran por él. Si haces la suma de unas balanzas y otras, resulta que el déficit imperial con esta primera periferia del imperio atlántico que es la UE, apenas ha crecido. El sheriff ordena: cómpranos armas (inservibles y/o neutralizables, vía satélite, desde cualquier lugar en USA) para equilibrar (lo que no está desequilibrado). No, no es un cuento chino, es un cuento norte-americano. No, los cuenta cuentos no son argentinos, son sátrapas europeos.
¿Como romper esta espiral todavía más en beneficio de USA? Dos componentes: imponer aranceles y forzar a los bancos centrales de los otros países a hacer lo que USA necesita. La primera parte es “sencilla”. La segunda más complicada e improbable. Ante los aranceles los bancos centrales deberán reducir las tasas de interés, de modo que sus monedas se deprecien frente al US$[33]. Eso hará que los aranceles no generen inflación en USA. Esto requiere que todos esos países acepten el juego sin deshacerse de los US$; es más, aceptar incluso convertir esa deuda que ahora poseen a deuda a muy largo plazo, incluso en deuda perpetua. La cuestión es a cambio de que. Y aquí es donde el juego comienza a ser improbable: a cambio de seguridad. Puede que ese argumento convenza a Japón -ya se le convenció en el pasado para trabajar contra sí mismo- y a la UE, pues los y las masoquistas a su frente llevan no menos de 3 años jugando ese juego. Pero no hay ninguna razón por la que China, Rusia y eventualmente otros BRICS, acepten un juego que para ellos no significa seguridad sino … no te voy a atacar[34]. Si tengo armas de destrucción masiva con las que puedo golpear Mar el Lago, Florida, es muy improbable que me convenzas con ese argumento. Y además, no parece que el flujo de US$ que alimenta la deuda y la “asset economy”, si China se autoexcluye del juego, sea suficiente. Y tampoco parece que la industria USA sea capaz de asumir lo que dejaría de llegar de China, y toda vez que los precios japoneses y alemanes, en el muy favorable caso que pudieran ocupar el hueco chino, son netamente superiores, la inflación se disparará y/o asistiremos a recesión o estancamiento[35].
Simplemente China no es Japón (Alemania, cuenta cada vez menos, después del “desacoplamiento” de Rusia y de China). Es demasiado grande. En previsión de esta deriva imperial, China reforzará significativamente los estímulos a la demanda interna, toda vez que ya hace años que desbordó la situación en la cual necesitaba US$ para comprar (robar dicen los “portaparoles” del imperio atlántico) tecnología. Ahora es más bien al revés: son los agentes del imperio quienes quieren “robar” esa tecnología. El único eslabón tecnológico que China todavía no ha declarado haber soldado, es la fabricación de chips muy pequeños desarrollados con sistemas propiedad de la “holandesa” ASML. Pero no están lejos, si no es que lo han hecho ya y lo mantiene en secreto. Cualquier mercancía que China compra de USA es susceptible de ser proporcionada por otros varios proveedores (a salvo claro está de la intimidación imperial de esos proveedores con sanciones directas y/o secundarias, y/o la entrega, contra sus propios intereses, de los vasallos a su señor[36]) .
China cuenta con mucho margen para gestionar el remimbi. Con un superávit comercial enorme y fuentes de energía diversificadas, puede depreciar la moneda, aumentando su competitividad en los sectores de más valor añadido o apreciarla dejado de comprar US$ (cosa que lleva tiempo haciendo, comprando oro en su lugar), frenando la subida del dólar y forzando la necesidad de tipos de interés del US$ más altos para que otros (i.e. UE, sigan comprando deuda pública imperial), lo que aceleraría la carga de intereses sobre USA, y acabará por cuestionar el valor de reserva del US$. Estos movimientos pueden tener impacto en el US$ fuera del control absoluto del Banco Central USA (Reserva Federal).
5. No es un nuevo mundo: es el mismo collar con otro perro
La retórica del “free market” fue prevalente durante un período de la construcción el imperio, especialmente por razones internas de lucha de clases, pero también por razones externas de someter vía moneda. Y como sucede en todos los asuntos humanos, llevaba dentro su propio opuesto. Ha conducido a una situación en la que el imperio atlántico tiene dificultades crecientes para continuar desarrollando industrialmente la base militar con la que proyecto su poder y para poder financiarla sin continuar incurriendo en déficits que acaben por provocar el derrumbe del US$ como reserva de valor. Para seguir financiando el déficit, en juego de mercado “libre”, se requiere que el US$ siga artificialmente alto, con altas tasas de interés (objetivo que camina en sentido contrario a reequilibrar la balanza de pagos, bajando el US$). O alternativamente forzar a los “aliados”, a comprar deuda a 100 años o eventualmente perpetua. Para que los aranceles, que financian la deuda, no impliquen inflación, se requiere que las otras monedas se devalúen frente al US$ (objetivo que también camina en sentido contrario a reequilibrar la balanza de pagos, bajando el US$).
Naturalmente la subida de impuestos directos dentro del imperio, la erradicación de los paraísos fiscales y la reducción del gasto militar está descartada, porque eso arañaría la ingente riqueza en “activos financieros” (en otro tiempo se habría dicho en papel) que acumulan las oligarquías dominantes y sus opciones de seguir acumulando más riqueza.
El “free trade” es un “momentum” histórico del desenvolvimiento del capitalismo. Y conviene distinguir dos dimensiones de su realidad: la dimensión “empírica” y la “imaginaria”. El “mercado libre” (free market) nunca ha gozado de realidad empírica en ningún momento ni lugar, toda vez que no ha existido nunca ni puede existir mercado alguno en ausencia de regulación sobre al menos tres dimensiones básicas: pesos y medidas, monedas de curso legal y mecanismos de solución de conflictos. Pero ha sido especialmente invocado por quienes controlan un mercado, para impedir su regulación, invocando la libertad. En otro lugar hemos detallado algunas de esas paradojas, de entre las cuales una de mis favoritas son los comentarios de Kelsen a propósito de Hayek (Nuñez, 2023).
Nos dice (Palen, 2024) que hubo un tiempo en el cual la defensa del “free trade” era una cuestión de “izquierdas”, lo que, en sí mismo, es un anacronismo porque donde sitúa el autor esa defensa, no existía tal “izquierda”. Lo que sí parece que puede sustentarse es que hubo un tiempo en el cual el imaginario “free trade” y paz iban de la mano, es decir, que quienes se oponían a la guerra creían que esta podía evitarse mediante el “free trade”. Este fue el caso Richard Cobden conocido por atacar las “Corn Laws”, la imposición de aranceles aduaneros y contingentes a las importaciones de grano. Sin perjuicio de que su posición puede perfectamente interpretarse en términos de luchas entre las clases dirigentes en UK -igual que en otros momentos se han vivido en España entre cerealistas e industrialistas- lo que puede retenerse es que, al menos en parte, su visión del “free trade” no implicaba tanto comercio abierto a todos, como comercio voluntario, no impuesto por la fuerza. La imposición por la fuerza de los términos del “free trade”, en el sentido de forzar la apertura de otros mercados -la versión imperial del “free trade”- correlaciona, dice Cobden con el dominio aristocrático en el interior-. Y desde la perspectiva de otros (List, 1909), con esa imposición UK estaba negando a otros estados la posibilidad de desarrollo autónomo.
En esta triada (i) comercio libre, sin imposiciones, (ii)comercio libre forzado por imposiciones imperiales y (iii) comercio libre con restricciones para hacerlo compatible con el desarrollo propio de quienes se niegan a ser colonizados- se ha movido el “free trade” desde que el término empezó a ser usado, tal vez en el siglo XVIII o incluso antes y el día de hoy. El primero de los sentidos, asociado en mayor o menor medida con el tercero, ha permanecido vivo en diferentes tradiciones, si bien las versiones dominantes son la segunda y la tercera. Esta última, la tercera, durante el siglo xx ha adoptado la forma de la integración regional, cuyo caso más “exitoso”, hasta el momento, ha sido la UE, si bien está acabando por sucumbir a la segunda de las formas, comercio libre forzado por imposiciones imperiales (si es que alguna vez puede decirse que hubiera estado libre de tales imposiciones). Imposiciones que se han manifestado bajo las formas del GATT y su sucesor el WTO (Lang, 2013) que han alcanzado su paroxismo con la ampliación de las imposiciones a la propiedad intelectual-que trasladan los intereses de USA particularmente la “Section 301” de la Trade Act of 1974 y, que han conducido, por ejemplo, a la práctica destrucción de la industria farmacéutica india[37]. La cabeza del imperio ha tratado por diferentes medios de mantener su predominancia, una vez que algunos de sus “aliados” derrotados en la segunda guerra mundial, particularmente Alemania y Japón aumentaban su competitividad exterior. La ofensiva tanto contra uno como contra otro, dura hasta hoy. Fue especialmente virulenta contra Japón (Kunkel, 2003) hasta limitar dramáticamente sus posibilidades de crecimiento y lo ha sido hasta el mismo año 2023 contra Alemania (cuando se le corta el acceso a energía barata volando tubos que le suministran gas). El nuevo enemigo imperial a batir es China, aunque el éxito es muy, muy improbable.
En paralelo ha habido una historia de resistencia, sistemáticamente derrotada, salvo precisamente en USA (Hudson, 2010)[38], a la imposición imperial del “free trade”. Tanto la imposición del “free trade” como la imposición de “trade tariffs” son dos políticas imperiales, no necesariamente excluyentes, pero que pueden alternarse en la preponderancia en las políticas imperiales. Que, por así decir, el momento de los aranceles al comercio se imponga al momento de los mercados libres, no significa en absoluto que la “globalización”, como se llama al imperio que niega serlo, haya llegado a su fin, porque globalización, entendiendo por esta el dominio planetario por la forma de producción capitalista, no es igual a “free trade”. Aquella es muy anterior y ha adoptado varias formas.
Los que hemos crecido en la promesa del paraíso de la elección[39], no ya como antesala del paraíso, sino como el paraíso mismo realizado en la tierra[40], podemos encontrar muy difícil entender que el capitalismo ni tiene nada que ver con el libre mercado[41] ni con el bienestar de las gentes: solo ganar y acumular, mediante cualquier medio, consentido o no, incluida la desposesión por medios violentos. Esta idea, que fue ampliamente documentada por el historiador (Braudel, 1985) (Braudel, 2022)(a) (Braudel, 2022)(b) (Braudel, 2022)(c) ha sido recuperada, bajo la forma de periodificaciones y oposiciones de formas en las cuales se manifiesta el capitalismo por (Orain, 2025). Periodificaciones y oposiciones, como las que se proponen por este último autor, solamente resultan útiles si no nutren la idea de que algo esencialmente diferente ha aparecido y algo viejo ha desaparecido. No es así. Tampoco hemos entrado en un interregno, ni estamos volviendo a etapas anteriores, porque en ellas no existía el dominio exorbitante de una sola moneda como reserva de valor. El capitalismo se ha reinventado a si mismo a lo largo de su historia. Y ahora estamos en una fase de reinvención, cuyos contornos no son fáciles de dibujar[42].
Si atendemos únicamente al siglo xx y xxi los aranceles promedio USA pasaron del 29% en 1901 (en el siglo xix, en la época de McKinley, algunos estiman que fueron superiores, tal vez por encima del 50%) al 1% en 2008, el punto más bajo, llegando al 7% en 2025, justo antes del “Liberation Day”: «Make America Wealthy Again»”, el 2 de abril de 2025, después del cierre del Wall Street. Su disminución ha seguido de cerca el crecimiento del imperio, y su recuperación parece estar vinculado a la “reinvención”, quizás al colapso, de este. Después del “día de la liberación”, con la imposición indiscriminada de aranceles sobre cualquier país que tenga superávit comercial con USA -e incluso aunque no lo tenga como UK[43]– es imposible saber, hasta tanto no se disponga de estadísticas de como se han reorganizado las cadenas de suministro, cuál será el arancel promedio. También es imposible determinar qué sucederá a continuación[44].
Pero si sabemos cuáles serán los efectos inmediatos: disminución de los salarios reales de las gentes del común en USA (y en otros varios lugares) -las guerras de aranceles son siempre guerras de clases (Klein & Pettis, 2020)- y fondos a disposición de Trump sin control alguno, porque según la legislación USA los aranceles no son considerados ingresos fiscales sujetos al Congreso, para ser empleados en … probablemente guerras acá y allá. Si los ingresos llegan por los aranceles no hay que subir impuestos a la oligarquía (particularmente a la “donor class”[45]) y se puede seguir gastando sin aumentar el déficit.
Hay otra parte del juego, que inauguró Milei, a propósito de las criptomonedas: la especulación a favor de los amigos. Con los primeros anuncios de la imposición de aranceles generalizados, las bolsas bajaron. Poco antes de que Trump declarara una moratoria (quien sabe si temporal, definitiva o todo lo contrario), volvieron a subir. Todo indica que gentes de su camarilla, que tuvieron acceso privilegiado a la decisión horas antes de ser anunciada, han participado en el juego especulativo, con pingues beneficios. Todo esto no es nuevo, pero si puede estar alcanzando una escala nunca vista antes. Por lo demás si el juego continúa, los aranceles pueden acabar por desaparecer, como aparecieron, desde la nada y hacía la nada. Prestidigitación. Como hemos dicho más arriba, las palabras y las ordenes ejecutivas de Trump tienen un poder performativo reversible. Como muy bien se dramatiza en la serie El hijo del siglo[46], la arbitrariedad es una de las características del fascismo.
Y se abre la fase II: negociación de sumisión, es decir, coerción. Argentina va la número 1, hasta que explote, lo que va a suceder más pronto que tarde. Le sigue Arabia Saudí, que, al día siguiente al “día de la liberación”, anunció que triplica la producción[47] (esto, y no solo que “los mercados” hayan anticipado una recesión, explica la caída del precio del petróleo). Si bien esa caída perjudica los esfuerzos bélicos de Rusia, puede dejar fuera del mercado al petróleo extraído en USA. Y hay que recordar que, aparte de otras motivaciones (destruir y subordinar aún más a Europa), una de las que informó la voladura del Nort Stream 2 fue ganar una segunda vida a la industria del gas procedente del fracking del centro del imperio, absolutamente no competitiva con el gas siberiano ruso (y otros de diverso origen). Que esa coerción funcione con el resto del mundo, con la excepción de la satrapía de la UE, cuyos caballeros y damas andantes están inmersas en combatir “molinos de viento”, disfrazados como pérfidos enemigos[48], es más que dudoso. Que pueda alcanzarse al mismo tiempo la devaluación del US$ para exportar más y su reevaluación para que los vasallos sigan comprando deuda del tesoro, como pretende el profeta Miran[49], es más que dudoso.
Podría optar por la acatalepsia, la suspensión del juicio. Pero entre los escépticos me declararé aporético: no sucederá. Ni siquiera sucederá que China y otros apliquen solo medidas recíprocas (lo que China ya ha hecho y Trump ha escalado elevando los aranceles a más del 100% y China ha respondido hasta niveles, que hacen el comercio bilateral simplemente imposible). Por supuesto, oficialmente se han situado del lado del mantenimiento de la paz y el orden comercial basado en reglas (The_State_Council_Information_Office_of_the_People’s_Republic_of_China, 2025). La balanza de servicios es netamente favorable a USA (en 2024 China exportó a USA servicios por valor de US$ billion 64 e importó US$ billion 92) de modo que no vendrán buenos tiempos para ese sector en USA. Igualmente se podrá atacar la fábrica de los productos ideológicos imperiales -cine y video-, cuya exportación ha perdido potencia en los últimos años, pero todavía siguen siendo significativos. Y contra el relato imperial, el “robo” de propiedad intelectual ha cambiado de signo: USA, en su mejor tradición histórica ha devenido el ladrón no el asaltado, de modo que medidas restrictivas están por caer (aparte de la limitación o eliminación de cualesquiera retornos de corporaciones identificadas como propiedad de residentes USA, por ese concepto). Cualquiera que haya estudiado viejos textos chinos aparte del Arte de la Guerra -algunos otros he estudiado a lo largo de los años y citado en diversos lugares – sabe que el arte de la sorpresa para ganar guerras, incluso las económicas, sin librarlas, es central en ellos, i.e. China, el día 2025/04/04 ha cerrado su mercado, de modo inmediato, a cinco compañías que exportan productos agrarios USA, uno de los bastiones electorales de Trump. Unos días antes había suspendido la exportación de metales clave para fabricar … proyectiles de artillería. Unos días antes, bloqueó la venta a Black Rock (que pretendía comprarlos en comandita con MSC[50]), de puertos gestionados -entre otros lugares en Panamá y Oriente Medio- por una compañía china, radicada en Hong Kong. Usa ha puesto en marcha la carta “lawfare” forzando a las “autoridades judiciales” de Panamá a perseguir a los propietarios chinos (la acusación es irrelevante, puede ser cualquiera, convenientemente “fabricada”). Unos días más tarde, ha incluido 16 compañías tecnológicas USA en la lista de control de exportaciones, y otras 12, unos días más tarde. Ha añadido 11 compañías USA más a la lista de organizaciones no fiables, con las cuales no se pueden hacer negocios y sus directivos no pueden visitar china. Ha declarado sujetos a control de exportación productos de “doble uso” (samariun, gadolinium, terbium, dysprosium, lutetium, scandium, yttrium)[51]. Y la lista ha seguido creciendo. La cuestión no es si China saldrá de la red de coerción del “imperio subterráneo”[52] (Farrell & Newman, 2023), (Zarate, 2013) donde la interdependencia ha dejado de ser, tal vez nunca fue, cooperación, i.e. SWIFT (Scott, 2014), lo que ha hecho posible las sanciones directas[53], indirectas (secundarias) (Ruys, Ryngaert, & Silvestre, 2025) y el llamado poder blando (entiéndase por este no la seducción amorosa por los valores y el estilo de vida, sino el chantaje) a la que se superponen los aranceles, que saldrá, sino con que medios, cuando será perceptible el éxito y que aparecerá en su lugar. Y todo indica que lenta pero sostenidamente están no deshaciendo cada uno de los nudos, sino como Alejandro con el gordiano, cortándolos a espada.
6. La otra versión de la sumisión: gran alianza
Negociar sobre la base de denegar el acceso al mercado USA, cuando este se sostiene sobre la base de ingresos financieros extraídos del resto de mundo, se parece, salvadas las diferencias, al negocio de la venta de bulas de los papas renacentistas. Y ya China, como hizo Lutero a estos, ha advertido de que no permanecerá impasible si los acuerdos país a país para facilitar ese acceso se hacen a costa de los intereses chinos. Al fin del día, consumir, salvo en el caso de algunos productos sofisticados que requieren formación específica, no es técnicamente complicado. Es política, pero no técnicamente complicado. Solo hay que asegurarse que los potenciales compradores tienen monedas en cantidades suficientes con las que pagar por consumir. Producir, en cambio es técnicamente complicado y políticamente complicado. Además de monedas en forma de capital, hace falta cualificación y organización, voluntad y consentimiento. Y tiempo.
La continuidad imperial es evidente[54] si atendemos a la versión que los “neocon” en las filas demócratas han planteado. La idea es muy simple. Trump lo está haciendo mal, pero no porque no compartan el objetivo de destruir China, sino porque el método es incorrecto. Trump está alienando a los “aliados (vasallos) naturales”. Lo que procede es hacer una gran coalición imperial, más allá de la de los 1.000 millones de blancos (USA, Canadá, Europa Occidental, Australia y New Zelanda). Una gran coalición de todos contra China. Todos quizás es imposible. Que se queden fuera Rusia, Irán, Corea del Norte, Venezuela no importa. Todos los demás en África, Centro y Sudamérica, Asia Central y Occidental. Por qué todos los demás, incluidos todos los países asiáticos orientales, estarían tentados de sumarse a esta “gran coalición”. El por qué, la razón no es un problema, cae del cielo: es el mundo libre -las democracias liberales-, es decir, los amantes del US$. Llamarle a esto guerra fría.2 no es exacto -China no muestra ningún interés en exportar su modelo-, más bien es una “guerra santa” de insulsos fanáticos “liberales” blancos.
El delirio del fundamentalismo liberal imperial[55] ha alcanzado un nuevo nivel. Lo único notorio en ese delirio, es que han alcanzado la conciencia de que USA es “pequeño”. Esto es remarcable, toda vez que incluso en 2025, algunas fracciones de las élites isleñas del otro lado del canal de la Mancha, ni siquiera han aceptado ese hecho. En los demás siguen anclados en la козыревщина, en aquellos tiempos donde se decía si al imperio atlántico.
7. Resumen y conclusiones provisionales
A modo de resumen, podemos concluir que la ofensiva arancelaria del imperio atlántico persigue objetivos aparentes (que funcionan como reclamos publicitarios) y objetivos reales (ocultos a plena vista), objetivos consistentes y objetivos contradictorios. Nuestra conclusión es que ninguno de los objetivos aparentes se alcanzará, pero varios de los objetivos reales si se alcanzarán. Subyacente, la línea conductora única, de todos los objetivos reales perseguidos es la obtención de rentas, toda vez que el capitalismo imperial atlántico ha devenido un capitalismo exclusivamente rentista. Ha dejado, por completo, de ser una “fuerza de progreso”, con la que en su momento se “justificó” el capitalismo industrial, para devenir un fuerza distópica: rentistas hipéricos, aislados en sus castillos, divirtiéndose en sus salones de baile, protegidos por “bootlickings”, rodeados de masas famélicas y prescindibles, que deambulan fuera de los muros, y dedicados al pillaje a escala planetaria, a través del control del US$ y el garante de valor de este, el USArmy, con la complicidad, en las varias periferias, de sátrapas de diverso pelaje. Las diversas imaginaciones “del fin del mundo” que las películas de Hollywood han venido imaginando en los últimos años, adquieren un creciente “valor profético”.
Objetivos | Aparentes | Reales |
Consistentes | Mantener, reducir o eliminar los impuestos a la “donor class”, substituyendo los ingresos fiscales procedentes de impuestos directos con impuestos indirectos (aranceles) (sin tener que cerrar el gobierno). | |
Debilitar a China, de modo que se pueda predicar que es un “enemigo asequible”, para continuar justificando las transferencias de fondos al complejo militar-industrial-propagandístico. | ||
Contradictorios | Crear empleo en USA[56] | |
Atraer industrias a suelo USA | ||
US$ débil para promover las exportaciones de USA hacia el resto del mundo | US$ fuerte para: (i) seguir financiando el déficit con el que se paga el desorbitado gasto militar; (ii) atraer flujo de fondos con el que sostener la producción de rentas en la “asset economy”: (ii.a) acciones sobrevaloradas en Wall Street, (ii.b) el flujo de fondos para la especulación del suelo, especialmente vivienda; (ii.c) usar esta “superabundancia de capital” para “comprar” (obtener rentas de la privatización) activos en todo el mundo, particularmente servicios de reproducción financiados total o parcialmente por el Estado (i.e. residencias de ancianos, servicios médicos, servicios educativos, prisiones, policía, …) en USA y la primera periferia, UE. (iv) mantener el US$ como moneda de reserva de valor y moneda “estable” en la que denominar “las transacciones internacionales”. | |
Aumentar la “competitividad” exportadora de la industria USA. | Mejorar la autosuficiencia de la industria militar, tomando el control directo o indirecto de zonas mineras (a cambio de “no te impongo aranceles). | |
Gran coalición del “mundo libre”. | Forzar dependencias de las periferias imperiales (todas ellas) “obligándolas” a: (i) elegir entre comerciar con China y USA, (ii) y/o cambiando “te dejo que sigas comerciando”, pero a cambio “me compras chatarra militar desconectable (i.e. F35, …)”. | |
Mejorar la seguridad del mundo libre | Obtener rentas de situación, tomando el control de rentas de paso, particularmente de puertos. |
Notas
[1] Los “known knowns; there are things we know we know. We also know there are known unknowns; that is to say we know there are some things we do not know. But there are also unknown unknowns —the ones we don’t know we don’t know” de Rumsfeld. Y, por supuesto, las mentiras deliberadas (a otros y a veces a si mismo), que este sujeto había aprendido, como otros (i.e. William Kristoll, William Bennett, Paul Wolfowitz, Francis Fukuyama, William Galston) de Leo Strauss, del “gran revelador” del verdadero sentido de los textos, solo accesible a los elegidos que saben leer. Si el texto no lo dice, siempre podemos hacer que lo diga, si no hay armas de destrucción masiva, siempre podemos decir que las hay, si invadimos Irak porque no tiene armas de destrucción masiva, siempre podemos decir, que invadimos Irak porque tiene armas de destrucción masiva. Y siempre encontraremos, a lo largo del imperio, aznarines, blairitas, barrosos, acostados, rutilantes y otros sátrapas embarrados que hagan de coro: “sí, sí, sí, están que yo las vi; no, no, no, yo no las puse allí”. Por cierto, el de las Azores nunca fue un trio, fue un cuarteto de alambre, como los que tengo en mi biblioteca para separar viejos libros. También podemos citarnos a nosotros mismos como autoridad, cambiándonos el nombre: esto es lo que hizo Peter Navarro -uno de esos asesores áulicos de Trump- en su panfleto Death by China, donde se cita a sí mismo, como fuente autorizada, bajo el seudónimo Ron Vara.
[2] Es desde esta perspectiva, y no desde una supuesta superioridad moral, que cabe encontrar sentido a la “cancel culture”. La historia esta llena de falsas historias (Prosperi, 2025), si bien los verdaderos falseamientos de la historia, normalmente escrita por los vencedores, solo a veces, lenta y laboriosamente se ponen de manifiesto. Así cuando uno cabalga hacia el este subido en la visión napoleónica del mundo, es muy fácil confundir Tauris, sobre cuyos lomos entró Napoleón en Moscu, con Friedland, que lo derribó antes de cruzar el Niemen. Esto es lo que le ha pasado al judío (Littell, 2024) mientras recorría Ucrania a la búsqueda de “lugares inconvenientes” (y hay muchos, aunque no tantos como barrancos). Se encontró con algunos que son realmente lugares inconvenientes, i.e. cuando se bajó en la parada Дорогожичі del metro de Kiev, para no ver nada en Бабин Яр, Бабий Яр, pese a que sabemos que está allí, y no solo ni en su mayor parte relleno de huesos judíos. Sobre ese lugar incluso hemos oído cantar en la Sinfonía nº13 de Шостакович y hasta la han recreado para nosotros en Бабий Яр. Контекст. Pero, desafortunadamente, Littell, siguió en la búsqueda de otros “lugares inconvenientes” y se tropezó con algunos que han sido fabricados para él, y otros como él, por el MI6, i.e. Бу́ча, que no están ahí ni han estado nunca (pero sirvió para justificar la cancelación de las conversaciones de paz en Turquía). Y puestos a cancelar, habrá que cancelar la heroica lucha del pueblo ucraniano por la libertad, por el relato de una guerra que el pueblo ucraniano no quiere, y nunca quiso, y les ha sido impuesta por unos sátrapas locales, con el judío Зеле́нськийm (que creció sin hablar una palabra de ucraniano), como el rostro más irradiante, bajo dirección imperial. Dirección imperial que ha sido puesta negro sobre blanco en la segunda pieza de propaganda publicada el 2025/03/29 -la primera la publicó el 2024/02/25-, en la incomparable hoja parroquial imperial, por el propagandista vocacional, distraído como periodismo de investigación, Adam Entous.
En descarga del mundo, y de Littell cuyas Les Bienveillantes disfruté, es necesario recordar que es fácil caer bajo engaño. Es probable que incluso yo haya estado tentado de citar (no lo hice, pese a que pasaba los filtros incluso de “prestigiosas” instituciones educativas francesas) a un supuesto filosofo chino (Jianwei Xun) que, cosa curiosa, escribía en italiano (Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad), y que ha resultado ser la creación de un italiano (Andrea Colamedici, que figuraba como traductor) quien creó esa magna obra con inteligencia artificial. Hiperrealidad. ¿Qué no habría hecho Mussolini con estas potencias?
[3][3] Debe ser por eso que un parlamento europeo, que ya está cerca de la paridad por sexos (casi el 40% son oficialmente del género femenino), emite incansablemente condenas morales. Pronto no quedará país en el mundo que no allá sino anatematizado por tan magna institución. No creo que sea posible encontrar ayatolá alguno, ni rabino, con la misma productividad que este sanedrín liberal europeo. Desde luego no el papa de la iglesia romana, ni pope ortodoxo, ni katholikós. El parlamento europeo es imbatible. Por fin lo hemos descubierto, el imperio atlántico occidental, particularmente su primera periferia europea, es la “reserva moral” del mundo (como la España franquista fue la “reserva moral de Europa”). Y reserva, en su acepción moderna, es un lugar donde se protegen “especies en peligro de extinción”. Esta práctica moralizante no es nueva; por ejemplo, en 2004, esa magna institución reconoció como genocidio la deportación por el NKVD de la quinta columna chechena (Burds, 2007) – враги народа- cuyos integrantes habían apoyado la invasión nazi. Que los datos en los que se apoya esa calificación sean más bien confusos y previsiblemente manipulados por operativos como Abdurakhman Avtorkhanov (alias i.e. Alexander Uralov), no impidió la emisión de la “fatua bruselense”, para cuyo recto entendimiento es necesario contextualizarla en los momentos de máxima presión del imperio atlántico sobre Sakartvelo contra Rusia.
Es tanto más sorprendente la desvergüenza de esa institución, expresión del europeísmo, cuanto que en su seno aloja representantes de un pequeño estado llamado Latvijas Republika, al parecer un estado social y democrático de derecho, cuya forma de gobierno es la república parlamentaria, que mantiene al 11% de su población como apátrida, con un pasaporte de color azul, propio de un régimen de apartheid, y sin derechos políticos. Naturalmente esa población es ruso hablante y mayoritaria en algunas zonas de su territorio. Admitir a tales socios en el club parlamentario europeo, elimina cualquier legitimidad que tal parlamento pueda reclamar para sí, toda vez que ese socio viola todas las declaraciones de derechos humanos que en el mundo han sido.
[4] La historia es, por lo demás, apasionante desde el punto de vista intelectual, particularmente para quienes pueden disfrutar de películas como Cónclave.
[5] I.e. Petit, al que se trajo de gira Zapatero, el que fuera presidente del gobierno de las Españas. Creo que esa gira sucedió antes de que este presidente se inclinara ante Merkel (los mercados, sin rostro, por supuesto, dijeron entonces) para situar el pago de la deuda a los bancos alemanes por encima de cualquier otra obligación constitucional. No recuerdo si esto sucedió antes o después de vender lo que quedaba de las reservas de oro en el Banco de España. ¡Oh, el oro de Moscú! No sé a obtener el perdón de cuál de sus pecados se dedica desde entonces, con la penitencia que se impone, i.e en obtener salvoconductos para presidentes de fantasía de Venezuela. En todo caso es edificante ver como la madurez le ha iluminado en sentido opuesto al vaquero de Sevilla, González. No puedo evitar imaginarlos pegados por los pies (con la cola PSOE), de modo que cuando uno está cabeza arriba, el otro esta cabeza abajo.
[6] Este es, por ejemplo, el caso de la Camboya de Pol Pot (Haas, 1991), (Haas, 1991).
[7] Trump es un maestro en el arte de la palinodia implícita (un atributo de todos los políticos de las democracias bajo el imperio, en decir una cosa y la contraria sin hacer mención a la existencia de contradicción o desmentido). Si acaso, a veces, usando la sorpresa ¿en serio, he dicho yo eso?, parece dejarse aludir por la contradicción durante uno o dos segundos, para continuar como si la coherencia entre antes y ahora fuera irrelevante. Y es irrelevante, porque lo único que importa es lo último … hasta que llegue lo siguiente. Las únicas medallas que deberías subsistir en esos regímenes “democráticos” son las que otorgue la Orden de la Veleta (no confundir con La Valeta, Malta). “Cantamañanas” se titula un cuadro que adorna mi salón, con cuerpo de hombres y cara de gallos, encaramados en un alambre.
[8] Seguramente con resultados no mejores que los que alcanzó el estado vasallo, Arabia Saudí, en Yemen, con similares armas imperiales.
[9] Para gran escándalo de unos cuantos profes de derecho constitucional que han afirmado en un manifiesto que “Trump no es un rey”. No, por el momento.
[10] Esta aparente contradicción en términos no es tal y solo con ella en mente puede entenderse el apoyo de las extremas derechas planetarias a ese estado. Con independencia de que estamos en presencia de un estado colonial, las tramas ideológicas que lo explican han sido analizadas en un breve opúsculo por la judía tunecina (Bessis, 2025), que señala el reciente y recurrente uso del término “civilización judeo-cristiana”, que sinceramente, a mí me parecía consuetudinario. La funcionalidad para construir el discurso antiárabe y anti musulmán es evidente. Si bien ese discurso sirve al objetivo de justificar las intervenciones neocoloniales en Asia Occidental (o el Próximo Oriente, según quien habla), sitúa a los habitantes de la Europa Occidental en una creciente difícil posición hacia nuevas economías emergentes en Asia Oriental, Indonesia y Malasia.
[11] Vale recordar que un judío, viejo conocido por Trump, de las correrías inmobiliarias (no sé si de otro tipo) por New York, Steve Witkoff, “negoció” un alto el fuego, en tres fases, del cual solamente se cumplió la primera, toda vez que ese estado sionista genocida, ha reiniciado los bombardeos en marzo de 2025. Este personaje, dadas sus habilidades para la mentira o la auto decepción es el mismo que ha enviado a Moscú, seguramente con el objetivo de “engañar” a Putin, para negociar sobre Ucrania.
[12] Los políticos imperiales, en su obsesión por dejar nota de su contribución al mundo (no tanto al imperio), han dejado algunos trazos de esa relación, i.e. (Beschloss & Talbot, 2016), (Talbott, 2007).
[13] En uno de esos períodos, ante alguna declaración de algún político imperial mostrando la distancia, se declaró una huelga de hambre en Tiflis. Una nutrida lista de tiendas de campaña se instaló en la larga y ancha avenida Rustaveli, por la que estuve paseando hace unos meses, donde nacionalistas georgianos hacían la huelga de hambre. Huelga de hambre a la georgiana, pues según recuerdan algunos -i.e. Peter Mamradze, que trabajó estrechamente con Eduard Amvrósiyevich Shevardnadze- en esas tiendas se podría disfrutar del maravilloso olor, y mejor sabor, de los pinchos morunos a la georgiana. Debo decir que yo, que no participé en esa huelga de hambre, disfruté no de esos, pero sí de otros pinchos morunos en las faldas del Cáucaso, en la Вое́нно-Грузи́нская доро́га, justo al lado de los restos de un edificio que en su tiempo brindó descanso a los oficiales del ejército Rojo. Seguramente los oficiales de la Wehrmacht, familiarizados como estaban con las guías Baedeker, lo habían incluido en su repertorio, de haber llegado allí con la operación Edelweiß. Estuvieron cerca, toda vez que en noviembre de 1942 habían llegado a Vladikavkaz, pero hubieron de retirarse en diciembre de ese mismo invierno debido a la operación Pequeño Saturno del Ejército Rojo.
[14] Estos delirios son el centro de Orden y decadencia de la política (Fukuyama, 2016). Esa clase de alucinación no es privativa suya. El venerable Bernie Sanders también gustaba de evocar un mítico paraíso nórdico como su horizonte político.
[15] Así me lo pareció cuando, muy joven, visité las playas danesas de la península de Jutland. No recuerdo haber visto cerdos, letrados ni iletrados, una de las principales industrias radicadas en esa planicie. Seguramente no miré con suficiente atención.
[16] El número sigue creciendo, cada vez más deprisa, particularmente después de la segunda guerra mundial (Toft, 2023). El impacto de esta deriva no solamente afecta al resto de mundo; es una de las causas-consecuencias de la corrupción sistémica (Nuñez, 2022) en el centro del imperio y de la acelerada destrucción de la “democracia liberal” (Good, 2015), (Good, 2022), (Neocleous, 2022). Que el “complejo militar-industrial-propagandístico” es muy habilidoso en la captura, pero no eficiente en el uso de las monedas que se apropia y con un pobre resultado en la eficacia de la cacharrería militar que pone en circulación, es conocido y documentado (i.e por los múltiples estudios de William D. Hartung en el Quincey Institute y sus “biografías” de algunas (Hartung, 2011) de las 5 “empresas” principales del complejo, con algunos de cuyos ejecutivos compartí, hace muchos años, estudios en la UCLA. La propensión sistémica a “vivir” en el “lado obscuro de la ley” (drogas, diamantes, petróleo, terrorismo, blanqueo, etc, …) es igualmente conocido y documentado (Scott P. D., 2017). El conocimiento no cambia nada; el mundo en el que prosperan es inconsútil.
[17] En el prefacio a esta edición de 2010 (la original es de 1988), llama la atención sobre un hecho olvidado: el momento álgido del relato histórico según el cual USA se construyó como el “país de la libertad” (el modelo explicativo “ideological, or neo-Whig”) es precisamente durante los años más intensos de la guerra fría, particularmente con textos como el de Bernard Bailyn, “Ideological Origins ofthe American Revolution” (1967) y “The Origins of American Politics” (1968), así como el de Gordon Wood, “Creation of the American Republic, 1776-1787” (1969). Y esas explicaciones siguieron vigentes y dominantes hasta bien entrado el siglo xxi.
[18] La tuvieron incluso en la revolución británica de 1688, siempre y cuando, que también aquí las pongamos en relación con el juego de intereses que animaba a los “revolucionarios” (Pincus, 2009).
[19] Por ejemplo, uno de los pocos participantes vivos en las negociaciones que llevaron al fin de la guerra fría, el que fuera embajador en el Moscu soviético, Jack Matlock, y conoció muy de cerca tanto a Андрэй Андрэевіч Грамыка como al patético Михаи́л Серге́евич Горбачёв, sitúa el fin de la Guerra Fría en el haber de Reagan (y para mayor lustre y brillo de este, ensalza la figura del patético oponente) (Matlock, 2004). Por otra parte, es evidente que la Guerra Fría solo podía terminar a iniciativa de quien la puso en marcha en primer lugar, es decir, el imperio atlántico. Hay que reconocerle a Matlock que siga defendiendo un punto central: el imperio atlántico no ganó la Guerra Fría. Fue la incompetencia de la dirigencia soviética quien la perdió y con ella perdieron su propia base de poder, es decir, condujeron a la autodisolución de la CCCP. Ahora bien, como hemos defendido en otro lugar (Nuñez, 2025) que la Guerra Fría haya acabado, no significa en absoluto ni que los objetivos de dominación ni los métodos para alcanzarla afinados por el imperio atlántico, hayan desaparecido. Los objetivos son los mismos y la panoplia se ha refinado, con nuevas generaciones de las mismas armas, y ampliado, con armas completamente nuevas. Que el potencial de proyección de poder se haya degradado se debe a las acciones de quienes enfrentan el imperio, no a una súbita conversión a la paz y fraternidad universales de sus huestes, tan sedientes de sangre y oro, como siempre.
[20] El término inglés para arancel, tariff, parece que al igual que el castellano, viene del árabe, aunque por caminos diferentes. En castellano también tenemos la palabra tarifa. Corominas no es muy concluyente sobre la etimología de los términos. Lo interesante del asunto es que una “obscura ONG” ha cuestionado que el presidente de los USA tenga competencias para fijar “tariff” como lo ha hecho, toda vez que la ley que invoca, la International Emergency Economic Powers Act de 1977 no los menciona. Y ha presentado una demanda judicial. Demanda que no tendría demasiada importancia, salvo que la “obscura ONG”, llamada New Civil Liberties Alliance (NCLA), está financiada por Charles Koch y gestionada por el “conseguidor” dedicado a la colocación de jueces más influyente del imperio, Leonard Leo (una liga muy superior a la de Margarita Robles, que solía presumir de habilidades similares).
[21] A propósito de ese modelo, otro economista, que dedicó su vida al mismo (hay gente para todo) llegó a la conclusión “What we do is not science, it’s fiction and journalism” (“we” se refiere a la disciplina cultivada por quienes se llaman a si mismos economistas y reconocen a otros como tales en la academia imperial) (Leamer, 2012).
[22] Un ejemplo perfecto, fue producido por otro premiado por el banco de Suecia (Meade, 2012): comercio internacional modo geométrico.
[23] Parte de la absoluta oligopolización del mercado agrícola en USA https://farmaction.us/agriculture-consolidation-data-hub/ ; https://farmaction.us/wp-content/uploads/2024/09/Kings-Over-the-Necessaries-of-Life-Monopolization-and-the-Elimination-of-Competition-in-Americas-Agriculture-System_Farm-Action.pdf. Aviso a navegantes: la entrada masiva de “fondos buitre” en el sector primario en España, camina en la misma dirección.
[24] Pretender que ese lugar sea ocupado por las monedas blockchain es una de las más grandes estupideces de las primeras décadas del siglo xxi (Nuñez, 2023). Cuando gentes inmensamente ricas, como las de Black Rock, predican esta idea estúpida, me parece que debe ser analizada en una perspectiva diferente a la de la estupidez, más bien como técnica de calentamiento de valores, en el marco de esquemas de especulación, contra, estos sí, idiotas que se las creen.
[25] Si bien casi siempre coincido con el detalle de las descripciones del funcionamiento de la economía que hace Varoufakis, no comparto su tesis mayor, por más que llame la atención (quizás por eso la propone), de que algo substancial ha cambiado en el capitalismo. Naturalmente todo depende de la definición de capitalismo.
[26] Y aunque se hable como si existiera, no existe ningún sistema monetario internacional (Ocampo, 2018), si por tal entendemos una organización de la cual alguien está a cargo. Y desde luego ese alguien no es el IMF. No he visto que nadie haya intentado ninguna modelización bajo la lógica de la dinámica de sistemas, pese a que, en teoría sería no solo posible, incluso adecuado dados los bucles en el “no sistema”, probablemente porque estos modelos son un total alien en las facultades de economía y finanzas o porque ahí saben que es un “no-sistema”.
[27] La última publicación del judío que tejió, desde Harvard, algunos hilos de las relaciones exteriores con Japón y China (i.e. escribió un memorándum, que llego a Nixon a través de Kissinger, recomendando los contactos de alto nivel con el Partido Comunista Chino, contactos que efectivamente desembocaron en el deshielo de las relaciones Usa-China, eso sí, contra la CCCP), Ezra F. Vogel, ha dedicado su último libro justo a resumir su visión de las trayectorias de esos dos países (Vogel, 2019), sus relaciones mutuas y la relación con USA, tal y como se vieron desde las aldeas de la gran colonia, Massachusetts. Los paralelismos entre China y Japón son susceptibles de gran confusión: el tamaño importa y China multiplica por 11.4 la población de Japón; China no tiene en su suelo bases imperiales y está creando un formidable potencial de disuasión frente al imperio (justificado por la disputa sobre Taiwan). Y, por esas mismas razones, Japón no tendrá otra solución que encontrar una entente con su formidable vecino, distinta de las viejas aspiraciones imperiales, y resistiendo los cantos de sirena con los que el imperio atlántico empuja hacia las rocas a sus proxys, especialmente si, como es el caso cuenta con bases militares en su territorio. Japón además está tratando de encontrar la solución para recuperar sus relaciones comerciales con Rusia (es la energía, idiota), para lo cual han mostrado su disposición a “firmar la paz” (técnicamente está en guerra con Rusia), lo que implica -esta es la condición impuesta por la Federación Rusa- “olvidarse” de la reclamación de soberanía sobre algunos islotes.
[28] Una de las causas fundamentales, no la única, de la burbuja inmobiliaria y la deflación en Japón, dado que el gobierno japonés, para evitar la contracción económica, inyecto una ingente cantidad de yenes en el mercado doméstico. A largo plazo desactivó la industria japonesa y la dejó incapaz de competir con la emergente, y mucho más grande, China. Pero, y esta es una lección relevante para la China de actual: USA no consiguió equilibrar el déficit comercial con Japón, que continua hasta hoy.
[29] Los análisis de Varoufakis, aunque no lo cita, siguen de cerca al profeta Stephen Miran. Es sabido que los mercados financieros, charca de la que procede esta última criatura, tienen la inescrutable capacidad de profetizar el futuro (no predecir, que pertenece a un campo semántico diferente, toda vez que evoca la ciencia). Así lo hemos analizado a propósito de la pureza en Walras (Nuñez, 2025). Profetizar significa no que gestionen el riesgo, significa que resuelven la incertidumbre, lo cual, como ya se dejó constancia en la Biblia de Jerusalén, solo es posible si se interpreta la “palabra de Dios”.
[30] Esta es una refutación palmaria -aparte de la que ya hizo Leontief- del modelo Heckscher-Ohlin.
[31] Esta es la balanza oficial. Una cantidad indeterminada, pero no menor, del cobro por servicios acaba en paraísos fiscales; por tanto, el déficit real es substantivamente mayor.
[32] Para aquéllos lo han olvidado, así como para quienes no lo saben, la propiedad intelectual como vector a proteger en el comercio internacional es relativamente reciente y fue introducido bajo presión del imperio atlántico. Ya en los años 70 del siglo xx se “lamentaba” la pérdida de peso manufacturero de USA en el comercio mundial – del 33% en 1950 al 13% in 1971-. Se generó un “consenso”, materializado en un famoso discurso ante el US Congress, leído por George Meany, presidente de la entonces poderosa AFL-CIO (y aliada de la CIA en las “covert operations” para expulsar a los comunistas del control de los sindicatos; nadie ha estudiado si participaron en esa operación de expulsión de los comunistas en CC.OO., a la que asistí como testigo involuntario, en tanto que “becario bisoño”), según el cual el problema era el proteccionismo de otros, particularmente Japón, y sus “non-tariff barriers”. A continuación, en 1974, se aprobó la Trade Act of 1974, con su infame “Section 301”, que serviría desde entonces, particularmente a partir de la administración Reagan, para “disciplinar” infracciones a la “propiedad intelectual” y que llevaría a que, en la Uruguay Round, en 1994, finalmente se introdujera el Agreement on Trade-Related Aspects of Intellectual Property Rights, usado inicialmente para acabar con la producción de medicamentos genéricos, industria floreciente en la India, cuyo impacto demoledor en la salud pública mundial -aparte de en países “sancionados”- se pudo apreciar con la difusión de la epidemia del SIDA y más recientemente en la COVID-19. Con la creación de la WTO en 1995, los derechos de la propiedad intelectual no solo se adaptaron para mantener indefinidamente las patentes de los fármacos (haciendo de cambios menores en la formulación causa suficiente de su prórroga) sino que se extendieron, particularmente al software (Lang, 2013). Y además han dado cobertura a cualesquiera sanciones -directas y secundarias- sobre cualquier producto que lleve una pegatina USA, con el argumento del “doble uso”, pues es sabido, que todo, putas incluidas, es susceptible de “doble uso”. Y de eso, junto con la cacharrería guerrera, vive hasta hoy USA respecto a la UE, mientras esta farfulla y vuelve a farfullar con la “seguridad económica” de la Unión, al tiempo que se ha sumado, irreflexivamente, al uso de las sanciones como “arma de guerra”, incluso contra sus propios intereses. Si, ya lo sabemos, pronto Rusia invadirá Marte y China Venus. Al parecer, dicen los sátrapas de la UE, tienen muchos medios, porque son muy grandes, y tienen herramientas como el impuesto sobre determinados servicios digitales (conocida como la tasa Google), la Ley de Servicios Digitales (DSA), la Ley de Mercados Digitales (DMA), Reglamento General de Protección de Datos, el Instrumento Anticoerción (un arma discrecional, que supuestamente iba a castigar al imperio del centro -China- y requiere el voto favorable de 15 de los 27 miniestados miembros). No han aplicado ninguno de esos “poderosos” instrumentos. Y apuesto con que no usarán ninguno, toda vez que la propaganda del régimen de guerra está matando cualquier clase de política decidida de defensa de los intereses de las gentes del común en la UE.
[33] Dejemos de lado que entre los objetivos de los aranceles esté la devaluación del US$ para aumentar las exportaciones desde el centro del imperio, porque realmente este no es el objetivo de la guerra arancelaria imperial.
[34] El imperio atlántico quiere probar el juego con Irán. Veremos hasta donde estarán rusos y chinos dispuestos a impedirlo, poniendo en juego su “paraguas nuclear”. Este será un test ácido de la estrategia imperial.
[35] Salvo que como hemos dicho en una nota anterior, el US$ se revalorice extraordinariamente.
[36] Este puede ser el caso del duopolio Boeing y Airbus, que ha obligado a Rusia a poner en marcha un ambicioso proyecto de substitución de importaciones, tanto para la fabricación de piezas de repuesto, para los modelos de Boeing y Airbus activos, como para la fabricación de aviones comerciales, algunos de los cuales ya están activos en vuelos nacionales, y otros, de mayor envergadura, para vuelos internacionales, en pruebas de vuelo. Por su parte, es muy probable que China decida dar un “gran salto hacia adelante”, similar al que hizo en el sector del automóvil. En abril de 2025 devolvió, literalmente, a USA el ejemplar Boeing que supuestamente había comprado (el primero de un gran paquete), aumentando la presión financiera sobre Boeing, que ya estaba en situación financiera “difícil”.
[37] Que seguramente va a reinventarse, al menos en parte, desde territorio ruso, en tanto la India encuentra su camino de total y completa independencia del colonialismo anglosajón (en versión USA).
[38] En la pieza linkada más arriba Hudson muestra brillantemente como Trump, en la persecución de los intereses propios de su “donor class”, aísla los aranceles del resto de las políticas proteccionistas que hicieron posible el despegue industrial norteamericano. En el libro que acabamos de citar, Hudson analiza tanto los autores intelectuales (que agrupa en la llamada “Escuela Norteamericana de Economía”, perfectamente desconocidos de los planes de estudio de historia de las ideas económicas en cualesquiera universidades del imperio atlántico) de esas políticas, como las políticas mismas. Especialmente interesante es el encuentro de esos economistas con las ideas de List (citado más arriba), uno de los inspiradores del “capitalismo renano”. List no solo fue un teórico; en su corta estancia en la naciente USA, puso en práctica sus ideas, i.e. participando activamente en la promoción del Schuylkill Railroad en Pennsylvania.
[39] (Rosenfeld, 2025). Si bien esta referencia es interesante, particularmente en términos de sociología histórica cultural, sufre enormes agujeros a la hora de especificar como este paradigma ideológico ha devenido dominante. Realmente no alcanza esa dominancia hasta la guerra fría. Por la misma razón su interpretación de la filiación histórica de la idea de libertad en que se sustenta es en gran medida incorrecta, pues se asienta inadvertidamente sobre interpretaciones de la “libertad republicana” construidas en el mismo período, a mayor gloria de la “libertad democrática imperial” (ya saben, toda esa verborrea de los valores, los derechos humanos, …), supuestamente universales. Y si no lo son, porque “los otros”, i.e. los musulmanes, con sus harenes, no han recibido la “revelación”, se los impondremos por la fuera de las armas: Irak, Libia, Siria, … son la prueba más notoria.
[40] He dedicado muchas horas de mi vida a estudiar y dominar (llegando a alcanzar un cierto virtuosismo), las técnicas de elicitación de preferencias -particularmente las diferentes variedades de “conjoint”-, es decir, a calcular el peso relativo de cada una de las dimensiones de valor del objeto, en las preferencias y elecciones del sujeto, y a determinar su heterogeneidad por subgrupos de las diferentes poblaciones. Y puedo dar fe: si el paraíso es un lugar poblado de trivialidades, entonces estamos en él.
[41] Las filiaciones ideológicas de esta mixtificación ideológica pueden seguirse en (MacGilvray, 2011). Este texto es, en sí mismo, un ejemplo de mixtificación.
[42] Llevo varios años trabajando en un libro titulado “Como construir un imperio” en el cual estoy intentando pintar el “cuadro”.
[43] Ser perrito faldero del imperio no es gratis.
[44] Poco después del día de la liberación, se ha suspendido por 90 días la aplicación -por el momento salvo en caso de China- de los % inicialmente anunciados (substituidos por un generalizado 10%), al parecer para dar paso a la fase de negociación, más bien “bullying” adolescente.
[45] Entre la que destaca, incluso por encima de todos los condes, duques y marqueses tecno-feudales, la “viuda Adelson”, operativo declarado de Israel, el estado antisemita sionista genocida.
[46] Dramatizada a partir del magnífico libro de Scuratti, con el mismo título, de cuya lectura disfruté en su momento.
[47] Hasta que su infraestructura petrolera sea accidentalmente destruida, tanto más probable, cuanto mayor sea la presión sobre Irán.
[48] Siempre siguiendo los faroles, alimentados con turba, que brillan desde el otro lado del Canal de la Mancha, i.e. Rusi.
[49] Por lo demás este, en su discurso del 7 de abril de 2005, parece indicar que el único objetivo es la guerra con China, de momento comercial. Y todo lo demás, los objetivos, netamente incompatibles, de su panfleto anterior, es pura verborrea. El canto sobre los “bienes públicos mundiales” que hace en ese discurso, no es menos verborrea. No existen tales “bienes públicos mundiales”; existen “bienes imperiales”: paraguas de dominación, financiación con papel. En lo único que hay que darle la razón es que los “modelos de autoajuste” del comercio internacional que aparecen en los libros de texto, son basura intelectual, que en nada se compadece con el funcionamiento real del mundo. Existirán bienes públicos mundiales, si China impulsa una cesta de monedas similar a la que propuso en su momento Keynes (y fue rechazada por el imperio atlántico) y entran en ella todos o la mayoría de los BRICS. La capacidad de las élites imperiales para engañarse a sí mismos, y/o tratar de engañarnos a los demás, haciéndonos creer que creen sus propias mentiras, es notoria. Me resisto a creer que sea pura ignorancia. La WhiteHouseLogía, es una “ciencia” cada vez más errática. Más que la “Kremlinlogía”.
[50] Italia es junto con Alemania el país de la UE que tiene un mayor volumen de comercio con USA. Y también es quién más aviones F35, remotamente desconectables, ha comprado. Para algo debe servir la retórica “nacionalista” Melloni.
[51] Si a China le sumamos Rusia, más del 90% del mercado mundial de algunos compuestos críticos obtenidos de las llamadas “tierras raras” están bajo control de estos dos países (y más lo estarán a medida que la prospección en curso sobre el inmenso territorio de la Federación Rusa, proporcione resultados). Todos esos metales y otros figuran en las listas de la UE como “críticos” y China está presente en alguna de las etapas de la cadena de valor de todos o casi todos ellos. La imposición de aranceles recíprocos, aparte de las limitaciones a la exportación de chips terminados de USA a China, forzará a esta a un rediseño brutal de sus cadenas de valor en este mercado crítico. Por otra parte, la capacidad de indisponer a los vecinos de China contra esta, al estilo Ucrania contra Rusia, se vuelve cada vez más difícil, dado el control que las diferentes obras le han dado a China sobre el agua. Solamente los tres donde el imperio atlántico dispone de bases militares -Japón, Corea del Sur y Filipinas- podrán, quizás, ser forzados a la “lealtad”. El resto de las grandes economías de Asia -i.e. India, Indonesia, Singapur, Malasia, Vietnam, …) seguirán un camino propio que no pasa por la guerra comercial con China. Incluso Australia, no está en condiciones de romper sus relaciones comerciales con China, salvo decisión inopinada de suicidio. Y la capacidad de indisponer los países en el medio de Rusia y China, unos contra otros, para generar focos de inestabilidad, al estilo del Cáucaso, parece alejarse, toda vez que recientemente han firmado entre ellos (Kyrgyzstan, Tajikistan, Uzbekistan) un acuerdo de fronteras (pero sigue pendiente el reparto del agua).
[52] Posible, entre otras razones, por la absoluta pasividad de la UE, incluso incumpliendo su propia legislación sobre envío de datos privados de los ciudadanos comunitarios a USA. Esa pasividad ha envuelto a la UE en una tela de araña, por donde incluso los DNI de los españoles fluyen (Farrell & Newman, 2023), capitulo 2, i.e. Stormbrew map. No es cooperación, es dependencia. Al tiempo que eso sucede, las gentes del común son acosados por las instituciones financieras: bloqueos de cuentas, solicitudes inopinadas de información, bajo la égida de “lucha contra el blanqueo” … de las tumbas, …
[53] La retención de fondos. i.e. los activos del Banco Central de Rusia, no son un invento adhoc: ya en la International Emergency Economic Powers Act (Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional) (IEEPA) de 1977 se habilitaban tales prácticas. El juicio sobre esta ley, depende de lo que se entienda entonces por estado de derecho e/y (in)seguridad jurídica.
[54] Evidentemente atravesada por las contradicciones de clase que Hudson analiza brillantemente en la pieza citada.
[55] Al igual que los Austrias acabaron extinguiéndose por la endogamia, es notorio, que todas las referencias que se enlazan en este texto llevan a la misma cabecera. Esta práctica onánica es típica de los textos religiosos, donde no hay objetivo alguno de conocimiento, solo de fijación de doctrina.
[56] Un informe, a tomar con todas las cautelas que aplican al negocio de la consultoría (dar apariencia de ciencia a lo que es posición de parte) sobre la ofensiva arancelaria de la primera presidencia Trump, muestra que lejos de crearse empleo se destruyó. La paralización de ciertos proyectos de inversión en USA, alimentados con capital chino en esta segunda presidencia, indica que probablemente el efecto negativo, será mayor.
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