Recension: Tehila Sasson. (2024). The Solidarity Economy: Nonprofits and the Making of Neoliberalism after Empire. The untold story of the role of humanitarian NGOs in building the neoliberal order after empire. Princeton University Press
Las gentes del común, incluso cuando se comportan como malas personas, tienen un impacto limitado sobre el mundo. Pero no menos limitado es su impacto cuando se comportan como buenas personas[1]. En ninguno de otros campos se aprecia esta verdad como en la llamada economía solidaria que emergió particularmente en el UK al hilo de la pérdida de su imperio y, más en general, en la persecución de los “derechos humanos” vía ONGs[2].
Mientras otros se ocupaban de como contrarrestar las revoluciones (Johnson, 1966), es decir a las gentes del común organizadas para tomar el poder y destruir a sus reales enemigos, los sátrapas al servicio del creciente imperio atlántico[3], los bienaventurados del imperio británico que con paso firme caminaba a su extinción, inventaban, junto con la expansión y normalización de los paraísos fiscales[4], la “economía solidaria”.
Desde una supuesta perspectiva de “izquierda” (vaya usted a saber -aparte de una soberbia impostura que el partido laborista es y viene siendo desde hace muchas décadas-, lo que eso significaba y significa) contribuían activamente a la construcción del mundo de consumidores libres e iguales, sin política -esa era su idea de la democracia-, regida por el desorden de los mercados, promovido a su vez por los vástagos del “Monte Pelerin”. Tontos útiles, buscavidas u operativos, es irrelevante. Y llenaron el infierno, es decir, este mundo, de buenas intenciones y ningún resultado bueno. Más bien al contrario.
Esta es la historia que magistralmente nos cuenta (Sasson, 2024), centrada en sus orígenes en UK, coincidentes con la desaparición del imperio de su majestad y coetáneos con el inicio del esplendor del imperio atlántico, cuyo epicentro se desplazaba al oeste, y al mismo tiempo que en ese nuevo mundo tenía lugar la gran revuelta de los nuevos ricos (Gibbs, 2024) Gibbs2024 y ganaba tracción el discurso de los cambios de régimen por razones humanitarias (Gibbs, 2009). Asistiremos al nacimiento de instituciones[5] con las que, pese a su irrelevancia para alcanzar algún cambio para bien, estamos menos -Christian Aid, War on Want, the Overseas Development Institute, the Catholic Institute for International Development, and the Voluntary Committee on Overseas Aid and Development, Intermediate Technology Development Group (hoy llamado Practical Action) -, o más familiarizados, porque siguen con su presencia mundial, como si hubieran caído del cielo: Oxfam, Save the Children[6], Grameen Bank de Muhammad Yunus (y otras muchas instancias de verborrea micro crediticia[7]), así como las inmortales ideas del “consumo solidario”.
Las ideas de consumo solidario más recientemente han mutado al no consumo para promover el “decrecimiento”. La cuestión clave es que nada de las relaciones materiales del mundo, de las relaciones mediatizadas por la moneda, por la propiedad desigual, cambie: usted, en su casita (si tiene la suerte de habitar una y no duerme bajo el cielo estrellado) puede resolver el problema, con una conducta “responsable”. ¡Pase frio, por favor, apagué la calefacción, por el bien del planeta (¡e incube sabañones solidarios!).
Por el estudio de (Sasson, 2024) desfilan todos los autores intelectuales de esta deriva, en su mayor parte egresados del partido laborista, i.e. Schumacher, Barbara Ward, Michael Young, Richard Titmuss, Michael Barret Brown; deriva a la cual se suman, más o menos inadvertidamente otros, i.e. Haslemere, Prebisch, por razones algo diferentes, pero, en cualquier caso, no menos bienintencionadas. Particularmente insidiosa fue la contribución del primero, Schumacher, que puede bien resumirse en su famosa afirmación “Centralization is mainly an idea of order; decentralization, one of freedom”. Olvidó este prócer que ni siquiera la libertad de morirse de hambre está equitativamente repartida, pues hay algunos que no pueden morirse de hambre y otros que no quieren morirse de hambre.
Por otra parte, todas esas “non profit” han devenido de hecho “big business” y gracias a las diversas exenciones fiscales y a la misma precarización de sus “proveedores”, emprendedores autoempleados y cooperativas varias, aquéllas “non profit”, pagan salarios competitivos a sus “ejecutivos solidarios” y sobre todo les abren las puertas como “expertos en desarrollo” de las organizaciones internacionales que pagan salarios estratosféricos (World Bank, IMF, ILO, …). Además, en las ONGs de las que vienen, en tanto que expresión de los pueblos sin pueblos, aprenden a hablar en nombre de la humanidad (no de los estados). Oxfam domina este arte como nadie y puede impartir preciosas lecciones morales, por lo demás, perfectamente irrelevantes. Nada sorprendente es que entre los primeros empleados de esas ONGs se encuentren antiguos funcionarios de la Oficina Colonial, que perdían sus empleos casi tan deprisa como UK era expulsada de sus colonias.
Frente a tanta estulticia, no solo cabe reivindicar la defensa de la intolerancia, a lo (Žižek, 2009), sino la virtud y el terror a lo (Robespierre, 2011). Cierto es que no como este, revolucionario ocasional, sin ejércitos, cuya vida es siempre corta, pues no viene arropado por regimientos de armas combinadas, especialmente dotadas con misiles hipersónicos. El problema es que estos no son fáciles ni baratos de fabricar. Será por ello menester provocar que sean disparados por quienes los tienen a su alcance. Y esto está cada vez más cerca.
Notas
[1] No es necesario adscribirse a ninguna teoría sobre la bondad o maldad intrínseca de los humanos, para constatar este hecho.
[2] Seguidas, cuando fallan, que sucede con frecuencia, por bombas. Una de las últimas modas comunicacionales, encarnada, como nadie, por la European Leadership Network, la enésima creación de los “brittish spooks” por mantener su irrelevante relevancia es la serie de “podcast”, que, parafraseando algún texto pretendidamente feminista, podríamos titular “las mujeres me hablan de (in)seguridad”. Se multiplican a buen ritmo: ya van por el séptimo episodio. Cuando algunos se preguntan por qué los “medios de referencia”, es decir, las hojas parroquiales imperiales, repiten los mismos fanáticos insulsos discursos, hay que tener en cuenta que fábricas de bulos como esta, se los dan elaborados. Solo hay que copiar, pegar y cambiar el nombre del autor. Por cierto, esta organización, dedicada a la fabricación de enemigos, para alimentar el desvío de fondos hacia si mismos, para lo cual es útil la producción de rusofobia, ha sido declarada organización criminal en Rusia.
[3] Aunque no lo veía así: creían genuinamente estar combatiendo por la “causa de la libertad” frente las “huestes diabólicas encarnadas como comunistas”. Según cuenta en sus últimos libros, se han caído del caballo imperial y efectivamente se ha dado cuenta que no era sino uno más de los esbirros al servicio de un imperio sin valor moral alguno: expoliación y expropiación por cualesquiera medios. Desafortunadamente no contaba en su arsenal teórico con el doble móvil para transformar lo real, para pasar a la acción, que ya Ernst Bloch había identificado, en toda gran acción revolucionaria: (i) la exigencia de pureza y autenticidad de todos los que se interrogan sobre el destino humano, inscritos en la profunda religiosidad de los humanos; (ii) una llamada desde el exterior, una necesidad que resulta de la historia en su realización, nacida de las prisiones de la limitación, de la opresión, de la miseria.
[4] No puede con propiedad afirmarse -yo lo hice descuidadamente en algún otro texto- que las élites británicas hayan inventado los paraísos fiscales –incluso en el siglo XX Suiza estuvo claramente a la vanguardia creativa en esta materia. (Leservoisier, 1992), (Schaufelbuehl, 2009), (Palan, Murphy, & Chavagneux, 2010), (Farquet, La défense du paradis fiscal suisse avant la Seconde Guerre mondiale, 2016), (Farquet, 2018), (Zucman, 2017), (Blevin, 2019). Pero si cabe afirmar que las desocupadas elites imperiales se aplicaron a hacer de ellos la “forma normal” de relación con sus antiguas colonias. La otra es justamente la “economía solidaria de la que nos ocupamos aquí.
[5] En 1948 había 56,000 “charities” registradas en UK. En 2003 la cifra se había más que triplicado, 189,530.
[6] La clase de negocio en la que operan instituciones como esta se aprecia con claridad meridiana cuando al hilo de un “beca” de 5 x 106 US$ recibida de Pepsico abandonan su campaña para imponer impuestos a las sodas, es decir, a esas bebidas de agua y azúcar que ninguna madre sensata (cuando había de eso) habría dado a sus hijos, toda vez que son un veneno con terribles efectos a largo plazo (caries, obesidad, …). Por supuesto, en el más puro estilo cínico de la práctica de la corrupción propia de las élites británicas, los “profiters” de la organización dedicada a salvar niños, niegan cualquier conexión entre “politics & money”. Ciertamente ya venían recibiendo fondos de esas compañías que encarnan el espíritu libre. Sí, ya sabemos, el bombardeo de Dresde, de Belgrado, de Tripoli, etc, etc, no es “terror bombing”, es “moral bombing”, es “area bombing”, “precision bombing”, … los “escuadrones de la muerte con la Haganá eran “escuadrones morales”, el genocidio es “saneamiento moral”, etc. En general, esas élites, a imagen de cuyas universidades se han definido las del resto de la UE, encarnan la “civilización superior” y la generación de políticas jóvenes, guapas y sobradamente preparadas, son su nuevo rostro (como hemos evocado en la nota 2): la guerra es la paz.
[7] Que servirían por sí solos para desacreditar a la ONU y las “políticas de desarrollo” que han venido promoviendo sus funcionarios en el UNCTAD y otros lugares. Es notoriamente memorable que las principales “victimas” del negocio de los microcréditos son precisamente las mujeres, es decir, las mujeres pobres (Radhakrishnan, 2022). Y también lo son de la precarización inducida por “la economía solidaria” y el llamado “comercio justo”.
Referencias
Blevin, P.-A. (2019). Las paradix fiscaux. Que sais-je ? / Humensis.
Farquet, C. (2016). La défense du paradis fiscal suisse avant la Seconde Guerre mondiale. Editions Alphil Presses universitaires suisses.
Farquet, C. (2018). Histoire du paradis fiscal suisse. SciencesPo les presses.
Gibbs, D. N. (2009). First do no harm. Vanderbilt University Press.
Gibbs, D. N. (2024). Revolt of the Rich. Columbia University Press.
Johnson, C. (1966). Revolutionary Change. Little, Brown and Company.
Leservoisier, L. (1992). Les Paradis fiscaux. Presses universitaires de France, Que sais-je?
Palan, R., Murphy, R., & Chavagneux, C. (2010). Tax havens. How globalization really works. Cornell University Press.
Radhakrishnan, S. (2022). Making Women Pay. Duke University Press.
Robespierre, M. (2011). Virtud y terror. Slavoj Žižek presenta a Robespierre. Ediciones Akal, S.A.
Sasson, T. (2024). The solidarity economy. Nonprofits and the making of neoliberalism after empire. Princeton University Press.
Schaufelbuehl, J. M. (2009). La France et la Suisse ou la force du petit. Presses de Sciences Po.
Žižek, S. (2009). En defensa de la intolerancia. Sequitur.
Zucman, G. (2017). La richesse cachée des nations. Enquête sur les paradis fiscaux. Seuil.