Alemania, tiempo de revisión

0
3

Los mitos fundacionales de la UE son varios; entre ellos que su razón de ser era evitar las guerras entre sus belicosos estados, muy particularmente Alemania y Francia. Esta razón tiene poco que ver con la causa originaria de la creación de la comunidad del carbón y el acero, antecedente directo a la UE. Son otras las razones, de las cuales no nos vamos a ocupar ahora (parcialmente nos hemos ocupado aquí https://tiempodetormentas.com/opinion/analisis/a-donde-vas-europa/

Ciertamente estos dos estados, Francia y Alemania, cuyos territorios han estado subsumidos durante largos períodos en las mismas unidades políticas, i.e. el imperio carolingio, son belicosos. Alemania, a la que se otorgó un papel relativamente secundario en el reparto colonial (Hoyer, Blood and Iron, 2021), ha sido derrotada dos veces durante el siglo xx. Pero aun así, los números 1 y 2 del podio de estados belicosos en los últimos cientos de años, están ocupados por otros: la isla al otro lado del Canal de la Mancha  (Laycock, 2012) y el estado colonial que se ha erigido en su heredero, otra isla al otro lado del Atlántico (Laycock & Kelly, 2015).

Parece que es posible encontrar una cierta regularidad: son los estados marítimos (i.e. Atenas), no los continentales (i.e Sparta), los más belicosos si por estados belicosos se entiende la pasión por invadir y reclamar para si el espacio que ocupan otras gentes. Por tanto, pese a que Alemania ha protagonizado las dos llamadas guerras mundiales del siglo xx, no es por ser el estado más belicoso por lo que se le puede caracterizar.

Hay al menos seis mitos que caracterizan a la moderna Alemania: (i) es un estado independiente, no una colonia, capaz de liderar a la UE; (ii) la República Democrática de Alemania nunca existió; (iii) las dos Alemanias se “reunificaron” en un proceso modélico; (iv) en Alemania tuvo lugar un modélico proceso de “desnazificación”; (v) Alemania ha aprendido la lección histórica del antisemitismo; (vi) la industriosidad alemana, la abeja Maya, explica el éxito exportador de Alemania. Estos mitos son puro “deutungshoheit”, para fabricar un “vergangenheitsbewälti”, tan imaginario como falso.

Mito 1: Alemania es un estado independiente. Falso. Alemania es una colonia. Alemania es un estado intervenido con bases nucleares imperiales en su territorio. La última prueba de la continuación de su derrota histórica es hacer posible la destrucción de su base industrial exportadora, dependiente de energía procedente del este, permitiendo la destrucción de la infraestructura en la que se basaba, los gaseoductos. Además de esto Alemania arrastra problemas históricos en gran medida resultado de las perversiones a donde la ha llevado su particular versión del neoliberalismo, una cada vez más degenerada e inconsistente versión del viejo ordoliberalismo (que con el paso del tiempo perdió el superficial cromado social que se había condensado en esa sucesión accidental de palabras: Soziale Marktwirtschaft), que ha conducido al estúpido topado constitucional de la deuda. Topado que, junto con la independencia del banco central europeo (para subir los tipos de interés) conduce necesariamente a esas peligrosas políticas de austeridad, que ya estuvieron en el trasfondo del ascenso nazi. A estos se suman problemas derivados de los cambios en la división internacional del trabajo, especialmente con el ascenso industrial de China, que ocupa de un modo imparable, cada vez más espacios de lo que una vez fueron los nichos exportadores alemanes. No, Alemania no está en condiciones de liderar la UE. Y sin ese liderazgo es cada vez más improbable que pueda articular un camino “democrático” hacia su reinvención. Y esa solución pasa por superar el corsé del imperialismo, lo que choca radicalmente con los intereses de las actuales élites dependientes.  “Nein” à “Jein”à”Ja”, es como responde una élite dependiente.

Mito 2: La República Democrática de Alemania nunca existió. Falso. La RDA existió y fue un exitoso modelo de implementación de ciertos rasgos de socialismo (Hoyer, 2023), más allá de la caricatura como “Stasi-Land”. El sexo, al menos el de las mujeres, era mejor (Ghodsee, 2018). El pleno empleo era una realidad, al igual que lo fue, desde su desaparición, el desempleo y la desindustrialización: los empleos industriales pasaron de 4 millones a 1,4 millones al final de 1994, con algunas ciudades perdiendo el 90% del empleo industrial, ie. Leipzig perdió 90.000 de sus 100.000 empleos industriales, empleos que nunca se han recuperado.  El intento de eliminación sistemática de la memoria y los relatos del pasado, que llega incluso a la eliminación o ignorancia deliberada de la literatura procedente del este, es un caso, como otros muchos, de “elite capture” (Táíwò, 2022), además de que la historia la escriben los vencedores (¿cómo puede haber vencedores sin guerra, ni civil ni interestatal? ¡Ah, es la lucha de clases, ciudadano!).

Esa discrepancia es la misma que han vivido una gran parte de la población de la misma Rusia: lo que las élites cuentan sobre lo que fue la URSS y lo que experimentaron las gentes del común que vivieron en ella, en nada se parecen (¡gloria Алекса́ндр Иса́евич Солжени́цын!). Esas gentes del común votaron contra su disolución, muy poco antes de ser disuelta por las élites que habían capturado el Estado. Las epígonas de esas élites, cuando se trasladan buscando el calor de las monedas del imperio, llegan incluso a afirmar, que no existió nada parecido a la igualdad en la Rusia soviética (Lankina, 2021), sin perjuicio de que efectivamente los mecanismos de transmisión de la desigualdad son mucho más resilientes de lo que asumen los profetas de la igualdad de oportunidades y la selección de funcionarios por oposición. Las gentes del común son invitadas a ver lo que es una imposición imperial de un fracaso colectivo, como un fracaso individual, moral, de debilidad de carácter (Hilmar, 2023). La llamada ciencia económica, reciclando viejos recursos teológicos, proporciona el argumentario para construir el relato. Un relato donde los mecanismos causales están invertidos y/o tergiversados. Pero para queremos la verdad, si la verdad no nos hace libres (y la mentira tampoco).

La lógica de la “unificación” tiene más que ver con los procesos de colonización que con procesos de integración. Si toda Alemania sufre un proceso de schrumpfung, en los territorios de la RDA esos procesos han sido mucho más notorios, i.e. Leipzig ha perdido la mitad de su población en solo 17 años (Florentin, Fol, & Roth, 2009).  Cuando en la segunda década del sxxi el proceso comienza a revertirse, gracias a inversiones públicas ingentes, viene con todos los problemas asociados a los crecimientos urbanos descontrolados (ausencia de vivienda pagable, tráfico inasumible, …) (Rink, Bontje, Haase, Kabisch, & Wolff, 2022). La desaparición absoluta de la RDA fue un proceso deliberado (Offenstadt, 2018), conducido por unas élites tributarias imperiales, que ni siquiera contó con el “freno nacionalista” de otros territorios del este de Europa, y desplazó 1,8 millones de habitantes de la RDA al oeste entre 1991 à 2011.  Como reza el dicho siciliano ¿”Cu nesci arrinesci”? Salir, irse, es triunfar. Lo dudo.

Mito 3: La actual Alemania es el resultado de un modélico proceso de integración. Falso. La llamada integración se realizó con criterios económicos puramente especulativos e ideológicos. Estos últimos dictaban borrar todo, símbolos incluidos, que recordaran el “socialismo real”, aunque tras su destrucción solo quede un desierto urbano y civil. Contra funcionarios de la RDA se abrieron 110.000 procesos penales y se dictaron 1.500 condenas, muy por encima de lo que sucedió en la llamada “desnazificación” (Moralis, 2008). La mayor parte de las acusaciones o eran ridículas (Honecker fue acusado de corrupción y de traición) o no tenían otra base que una atribución de agresividad a la Stasi (cuya violencia, ni vista con telescopio, se acerca a la Gestapo). Y los criterios económicos fueron puramente especulativos sobre el territorio y de eliminación de competencia en favor de las empresas occidentales. Un caso paradigmático del que tuve noticia cuando hacía consultoría sobre luminarias, es la bombilla que duraba 25 años, de la cual no se ha vuelto a saber, toda vez que “con una tecnología así, te arruinas”. Mientras que otros países del “este” han tardado 28 años en recuperar el PIB anterior a la desaparición de la URSS, la RDA nunca lo ha recuperado, ni se espera que lo haga. Pero lo reprimido vuelve. Si en Hungría o en Polonia aparecieron eso que los “liberalilotas” llaman “regímenes iliberales”, en los antiguos territorios de la RDA crece el AFD (cuyos fundadores, sin embargo, proceden del Oeste) y un enigma llamado BSW. Si ambos se repartirán el electorado que ha superado los límites de tolerancia con el sistema o lo expandirán hacia mayorías, está por ver.

Mito 4: Alemania fue desnazificada. Falso. Los procesos de Nuremberg fueron altamente rituales. Unos cuantos prescindibles fueron ejecutados. Los imprescindibles, seleccionados no necesariamente sobre competencias técnicas necesarias para mantener el estado en funcionamiento, sino como armas en la batalla contra el comunismo (i.e. el general Reinhard Gehlen al frente del espionaje militar especializado en la URSS, Wehrmacht Fremde Heere Ost) fueron perfectamente reciclados. Y sobre ellos se apalancó para montar operaciones de información y desestabilización en el este (i.e. Aerodynamic -el nombre más utilizado-, y más tarde a Qrdynamic, Pddynamic y Qrplumb) y se coordinaron activos como el Ejército Insurgente Ucraniano -UPA- que supuestamente en 1946 atacó la infraestructura electica de Lviv, ataque que a día de hoy se desconoce si fue real o puramente inventada (la única fuente disponible son documentos desclasificados de la CIA). Posteriormente se apalancó sobre estos activos para crear medios de propaganda como la editorial Prolog (formalmente una editorial “independiente” localizada en Munich, al frente de la cual estaba Mikola Lebed, un genocida ucraniano reciclado como respetable ciudadano norteamericano), y por supuesto Voice of América y Radio Liberty.

Mito 5: Alemania ha superado el antisemitismo. Falso. Desde el final mismo de la segunda guerra mundial, Alemania ha dado soporte al estado sionista de Israel en su continuado genocidio del pueblo palestino. La colaboración genocida ha estado incluso soportada por antiguos altos oficiales al servicio del nazismo que colaboraron, indistintamente en el genocidio del pueblo judío. Superar el anti semitismo habría pasado por haber creado un estado judío independiente en territorios ocupados por los alemanes. Y por entender la lección universal: no hay genocidio justificable, tampoco cuando lo practica una etnia que fue víctima del más grande.

Mito 6. La industriosidad alemana, herencia calvinista protestante, explica el éxito económico y exportador de Alemania. Falso. Hay otras muchas razones tanto o más poderosas. Entre ellas: (a) la ingente afluencia de US$ en el esquema conocido como “Plan Marshall; (b) la ventaja de la centralidad geográfica, una vez que el Este conoció el más grande proceso industrializador de la historia (hasta la llegada del milagro chino) con la URSS. La desaparición del Este[1] (Mikanowski, 2023) que algunos celebraron y celebran, (si no tienes un trozo de muro de Berlín en tu salón es que no estabas en el momento adecuado en el lugar adecuado, cuando llegó el fin de la historia) supuso un primer golpe que requirió brutales políticas de estabilización bajo los gobiernos de Schroeder; (c) la energía barata procedente del este, imprescindible para sostener una de las claves exportadoras: la industria química. Y esa base quebró, al seguir ciegamente los dictum imperiales, llegando incluso a esconderse tras las charadas de las autorías fantasiosas de la destrucción de los Nord Stream[2]; (d) la llegada de ingente mano de obra cualificada de las destruidas economías del este, consecuentes a la autodisolución de la URSS.

¿A dónde nos lleva todo esto? Dos conclusiones: (i) Hay un desajuste absoluto entre las aspiraciones de las élites alemanas a liderar la UE y sus capacidades reales para hacerlo (Schoeller, 2023), en tanto que estado tributario del imperio y uno de los más militarizados después de Corea del Sur y Filipinas (Cernadas, Erskog, Moreno, & Veneziale, 2024). Ese desajuste solo puede crecer en los próximos años y va a conducir a la UE a una crisis de proporciones impredecibles. El “micronismo” francés no está en condiciones de compensar y aún menos lo que vendrá después. Ni tampoco las oscilaciones entre tecnocracia y extrema derecha en Italia. (ii) Lo reprimido no resuelto, vuelve de modo crecientemente virulento. De nada sirve buscar explicaciones en la “psicología de las masas”[3], puesta de moda a finales del xix y la primera mitad del xx. Necesitamos menos psicologismo, menos “moral grandstanding” y más economía política. Y sobre todo, organización. No vendrán tiempos futuros que nos harán mejores. El futuro es el pasado, con nuevos ropajes. No hay “principio esperanza”. Solo un futuro previsible de violencia, bajo múltiples formas, no solo cinética.

Las elecciones regionales están próximas. Veremos.

______________

Notas

[1] También fineses y estonios, letonios y lituanos celebraron el fin de la URSS, de la que vivían cómodamente. Ahora provocan para la disolución de Rusia, de la vivían cómodamente antes de la URSS. Sus élites son probablemente las más incompetentes en esta tercera década del sxxi.

[2] Por más que los beneficiarios son, por este orden, USA, lo que resta de Ucrania y Polonia.

[3] No hay nada original, nada, en la Rebelión de las masas de Ortega y Gasset. Copia y recopia. Recuérdese que los maledicentes contemporáneos no señalaban su brillantez intelectual, sino sexual, como “sodomizador de marquesas”.

_________

Referencias citadas

Cernadas, G., Erskog, M. N., Moreno, T., & Veneziale, D. (2024). Hyper-imperialism. A dangerous decadent new stage. Tricontinental Insititute for Social Research.

Florentin, D., Fol, S., & Roth, H. (2009). La “Stadtschrumpfung” ou “rétrécissement urbain” en Allemagne : un champ de recherche émergent. Cybergeo. doi:10.4000/cybergeo.22123

Ghodsee, K. R. (2018). Why Women Have Better Sex under Socialism And Other Arguments for Economic Independence. PublicAffairs.

Hilmar, T. (2023). Deserved Economic Memories after the Fall of the Iron Curtain. Columbia University Press.

Hoyer, K. (2021). Blood and Iron. Cheltenham: The History Press.

Hoyer, K. (2023). Beyond the wall (First US edition ed.). New York: Basic Books.

Lankina, T. V. (2021). Estate Origins of Democracy in Russia. University of Cambridge ESOL Examinations.

Laycock, S. (2012). All the Countries We’ve Ever Invaded. New York: The History Press.

Laycock, S., & Kelly, C. (2015). All the Countries the Americans Have Ever Invaded. Amberley Publishing.

Mikanowski, J. (2023). Goodbye Eastern Europe. London: Oneworld.

Moralis, G. (2008). Une épuration allemande. Le RDA en process 1949-2004. Librairie Arthème Fayard.

Offenstadt, N. (2018). Le pays disparu. Sur les traces de la RDA. Éditions Stock.

Rink, D., Bontje, M., Haase, A., Kabisch, S., & Wolff, M. (2022). Chapter 9: Challenges and problems of re-growth. The case of Leipzig (Eastern Germany) en Growth and change in post-socialist cities of Central Europe. (W. Cudny, & J. Kunc, Edits.) Milton Park, Abingdon, Oxon: Routledge,.

Schoeller, M. G. (2023). Leadership aspirations versus reality: Germany’s self-concept in Europe. International Affairs, 99, 1615–1634. doi:10.1093/ia/iiad121

Táíwò, O. O. (2022). Elite Capture How the Powerful Took over Identity Politics. Haymarket Books.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí