Violencia Vicaria, José Breton y el Odio. Los límites de la libertad.

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Violencia Vicaria, José Breton y el Odio. Los límites de la libertad.

Por Rafael Egido Pérez

Sociólogo y Doctor en Economía Aplicada

25 marzo 2.025
En estos días se esta planteando la posible publicación de un libro que narra lo
ocurrido con José Breton y su familia en un episodio que narra las acciones y
reacciones de un divorcio que acabo siendo mediático ante la desaparición de
los dos hijos pequeños de la pareja, uno de 6 y otro de 4 años.
Según parece, José Breton, condenado y en prisión, ha admitido por primera
vez su monstruoso crimen de sus propios hijos, que enveneno, descuartizo e
incinero en una barbacoa de la casa donde vivía, con el solo objeto de hacer
daño a su mujer Ruth Ortiz, en las discusiones motivadas por su separación en
un matrimonio que había sido el generador de esos niños en sus relaciones
conyugales
Este hecho mantuvo a España entera siguiendo el juicio mediático que
alimentaban las cadenas de televisión en el más puro morbo que se aireaban
todos los detalles de las acciones que se analizaron por activa y por pasiva,
tanto de la policía en sus investigaciones, como del que fuera condenado José
Breton, que nunca en esos días, admitió nada de sus crímenes monstruosos de
sus dos hijos pequeños.
Han pasado unos cuantos años desde entonces y en la publicación de este
libro “El Odio” escrito por Luisgé Martin, donde su protagonista por primera vez
admite su crimen de estos niños inocentes de tener un padre tan salvaje como
para hacer esa monstruosidad. El libro en la editorial Anagrama, esta
intervenido por el juzgado y por la propia editorial que se frota las manos al
convertirse en un bet seller en ventas, explotando el morbo social y político
ante estos hechos tan deleznables, al estilo del norteamericano Truman Capote
en su novela “A Sangre fría”.
Esta violencia de genero que se extrae de los hechos y que ya se ha titulado
como la violencia mas radical y machista de los hombres en contra de sus
mujeres, atacando lo que más quieren y donde pueden hacer mas daño, con el
resultado de asesinar a los propios hijos, con tal de destruir lo que, en un
momento dado, era todo amor, deseo, cariño y empatía.
El Odio, que se puede llegar a tener es tan irracional, como visceral para hacer
algo así, en contra de tus propios hijos que has engendrado con una mujer.
¿Qué se le puede pasar por la cabeza a alguien para ser capaz de hacer algo
así?, ¿Cuánto odio puede acumular una persona para moverse en un contexto
de un divorcio para actuar así? ¿Dónde están los limites?
La violencia vicaria es tan irracional y monstruosa que el propio interfecto, no lo
ha reconocido hasta ya pasados más de 10 años en prisión, aunque haya sido
condenado por esos crímenes de sus hijos de 6 y 4 años, que eran inocentes
de tener un padre tan desquiciado por su odio a su madre. Estos hechos ponen
en cuestión los avances civilizatorios que se han dado en la Humanidad al

realizar algo que quizás en la Edad de Piedra, fuera algo utilizado por los
hombres para doblegar la voluntad de sus mujeres, en un alarde de fuerza
bruta de la que según parece, no conseguimos desengancharnos los hombres
en algunas manifestaciones dentro de nuestras comunidades de vida.

¡Como es posible que, en estas sociedades avanzadas, con tanta tecnología y
con tanta libertad de acción se puedan dar estos casos! Vivimos en sociedades
que ya el divorcio, y las relaciones sexuales han perdido ese valor que
antiguamente les daba las sociedades tradicionales y que ha permitido admitir
incluso las relaciones sexuales dentro del mismo sexo. Los matrimonios se dan
durante la vida de cada individuo, a veces con varios casos, y varios divorcios,
e incluso en mas de una ocasión admitiendo las parejas de hecho, entre seres
humanos adultos y con el compromiso personal de actuar en consecuencia. La
libertad de acción de las parejas es una consecuencia de unos compromisos
que, si no se cumplen, el divorcio es lo mas razonable entre dos personas que
en algún momento de sus vidas confluyeron en amor, deseo, cariño, y empatía
Creo que la libertad tiene sus límites, en la libertad del otro u otra, y estos
casos nos retrotraen a la Prehistoria de la Civilización, que además no solo
destruyen vidas que acaban de empezar, sino que la propia sociedad está al
airearlos, asistiendo a un ejercicio de obscena y morbosa curiosidad que hace
que los protagonistas en este caso Ruth Ortiz, vuelva a sufrir por el objeto del
crimen de su exmarido, que consigue con estos escritos, una nueva edición de
su dolor, que era el objetivo que tenia al cometer dichos crímenes, haciendo
que la cárcel sea un daño colateral para él, cumpliendo así de forma efectiva su
monstruosa acción, que mata al contrario, manteniéndola en vida para mayor
sufrimiento de la mujer, que no deja de ser víctima propiciatoria de un hombre
brutal, machista y desalmado que mantiene su odio, en contra, incluso de su
propia supervivencia como persona, convirtiéndose en un animal rabioso que
solo utiliza su fuerza para dañar a alguien que supuestamente en algún
momento amo con todas sus fuerzas.

En cuanto al escenario mediático que producen estos hechos, mas el
aprovechamiento de Luisgé Martin, sobrepasan los limites de la libertad de
expresión y de la libertad de información que las sociedades no deben
traspasar nunca, sino es con el consentimiento de las victimas que vuelven a
revivir los hechos impidiéndoles hacer una vida normal, dentro de una
normalidad que nunca puede ser normal, después de perder a sus dos hijos de
esa forma tan brutal a manos de su exmarido. Las guerras producen víctimas,
pero son otro tipo de víctimas, estas víctimas son mucho más profundas y
hondas ya que son tus propios hijos que tienen toda su confianza en sus
padres, al ser conscientes de ser vulnerables por su infancia, que sin ninguna
lucha se entregan al asesino, sin oposición ninguna, por eso es tan terrible
esos hechos y tan despreciable la acción.

Todas estas consideraciones, hay que no olvidarlas con las familias migrantes,
que en mas de una ocasión, sufren la violencia vicaria desde sus países de
origen, y la mujer que ha migrado, y tiene a sus hijos allí, se desespera ante

dichas violencias o cuando las instituciones en favor de una protección de la
infancia deciden retirarle la custodia de sus hijos, al estar demasiado tiempo
solos, ante las necesidades de un trabajo que le permita subsistir. Es la
violencia vicaria la peor violencia de género que deja huellas, no solo en las
mujeres que la sufren, sino en sus propios hijos en su desarrollo y crecimiento,
tanto físico como mental. Es una violencia que machaca intelectualmente a las
mujeres que la sufren, siendo una violencia de genero que hay que combatir de
una forma aún más radical, si cabe, cosa que todavía, no se termina de
reconocer en España. Su existencia, es más común de lo que parece.

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