Editorial: Nace «Tiempo de Tormentas»

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Nace “Tiempo de Tormentas” y nace desde el corazón de la gente normal y sencilla, de la base misma , de la necesidad y las ganas que tienen sus colaboradores de expresarse, de dejarse ver, de divulgar más, de aprender más, de difundir más los logros y avances de las ciencias, de la tecnología , el hacer más cosas para que el arte y los artistas se reconozcan y estimulen y no se invisibilicen y se pierdan, de recordar y dar voz a los que luchan por derechos justos, por vidas dignas, por los derechos sociales, humanos y, importantísimo también, los derechos que deben de alcanzar, ser reconocidos y respetados de la naturaleza y su diversidad biológica .

Es bandera y motivo de éste periódico la defensa de los grandes valores de la Humanidad , la moral aristotélica, la ética en los individuos y la virtud de la coherencia y práctica de los dos pilares , que deben de ser preservados.
Los avances de la Ciencia y de la tecnología sin la aplicación de los grandes  valores no sólo no hace avanzar la Humanidad, evolucionar, sino que la hace retroceder, embrutecer y poco a poco de forma casi imperceptible no dejar de rodar por la pendiente hasta que ésta pierda todos los derechos, logros alcanzados durante siglos de luchas y luchas de generaciones para hacerla esclava de nuevo. Y no sólo eso sino hasta amenazar con la destrucción toda vida, provocando una gran extinción de las especies y del Hombre.

Son estos Tiempos de Tormenta. Tiempos de volcanes. Tiempos de incendios inmensos que con facilidad se descontrolan. Tiempos de nuevos continentes, hasta cinco, hechos por el hombre con plásticos y basuras que flotan en los océanos del mundo, sin que nadie haga nada. Son tiempos de pandemias que se perpetúan por la insolidaridad y el acaparamiento de los medicamentos y las vacunas y las presiones de los intereses creados para hacer convivir economía y pandemia. Son tiempos de amenazas de guerras mundiales y nucleares por un terreno llamado Ucrania. Son tiempos de acumulación desproporcionada de poco individuos y pocas empresas transnacionales , apenas un 1% que pretende poner de rodillas a un 99% restante. Capitales privados más grandes que los estados. Son tiempos de mentiras repetidas, de terreno abonado a los absolutismos, a la restauración de una mala suerte del régimen feudal y absolutista, pues ya vemos una nueva estirpe de faraones, unas aristocracias caprichosas de la que son temerosos los Estados y gobiernos del mundo. Son tiempos en que la humanidad en su recorrido inverso juega sin parar consigo misma a la ruleta rusa poniendo proyectiles apuntando a sus propias sienes . Son, en definitiva, tiempos de acción frente a una enorme ofensiva de reacción capitaneadas por el sector más extremista de la economía globalista y  las teorías del social darwinismo basadas en que en la naturaleza se salvan los más fuertes. Oscurantismo y no por eclipse solar amenaza la tierra.
Es necesario sembrar bondad autoconfianza en la conciencia colectiva. En este punto del universo, del sistema solar, en la tierra: nos salvamos todos o todos sucumbimos y todos es todos, hasta los avarientos del mundo que creen no va con ellos.

No creáis a nadie que os diga que nada puede hacerse, que es imposible que las cosas cambien. Son las ideas las que escriben la historia y la voluntad firme la que hace mover la rueda de la historia. Sólo las obras justas pueden ser estéticas.

 

Tiempos descritos ya en el siglo XIX en una novela visionaria ambientada ya en el siglo pasado “París Siglo XX”, un texto en el que se narra un mundo futuro, que es ambientado en París, un París majestuoso iluminado por millones de luces decorativas y de todos los colores, luces que no las hacía prender el gas sino la electricidad. Carros que ya no eran tirados por animales sino por motores de combustión que los hacían veloces y potentes. Cartas y fotos que se enviaban ya no por el servicio postal, que su llegada eran inmediata desde el remitente a emisor a través de máquinas llamadas faxes, una sociedad en que todos sabían leer y escribir pero que , a pesar de ello nadie lo hacía. Un mundo dónde los gobiernos pagaban a los artistas y a los escritores a cambio de hacer obras y escribir libros que no dijeran nada, que no aportaban nada. Una Humanidad que había alcanzado unas cuotas de conocimiento y dominio de la ciencia y de la tecnología que, sin embargo en lugar de hacerla avanzar, al ser aplicada sin valores ponía en peligro a la sociedad y a la misma naturaleza. …

¿A qué nos suena todo esto? Se adelantó Julio Verne una vez más a su tiempo pues es justo todo eso lo que estamos viviendo, de lo que estamos siendo testigos.  Justo aquello de lo que nos alertaron los miembros de la sociedad , de la que Verne formaba parte, “La sociedad de la Niebla”. Una sociedad en la que personas como Alejandro Dumas, Verne, Nerval y otros eran miembros… una sociedad que fue creada para apoyar a que el conocimiento de la ciencia y del arte fuera accesible para todo el género humano en unión a un ser humano que evolucionando al mismo tiempo iba aplicando el apasionante mundo de los descubrimientos e inventos al mejoramiento humano universal. Si las ideologías son frutas del tiempo en que son creadas los valores entendemos son eternos.
Con valores todo avance es evolución en si misma pero sin valores universales una mala aplicación del conocimiento, de la tecnología y de la ciencia, se vuelve una amenaza. Y no hay un solo día que los hombres y mujeres que pueblan el único de los mundos que conocemos no se sientan amenazados. Hasta ahí hemos llegado.
Por eso, con el orgullo de pertenecer a esa parte del género humano, que a lo largo de nuestra historia como especie, ha creído y cree en la importancia de aplicar la fraternidad universal y de perseguir el bien común nos hemos decidido a plantar esta pequeña semilla en un campo cuya tierra, a pesar de este tiempo de tormentas, está sembrada de buenas intenciones, nobles ideas y preciosas gentes.
No es por capricho que el momento en que se presenta este periódico “Tiempo de Tormentas” lo hace en un homenaje organizado por él mismo a Julio Verne. Ni es casual que esta cabecera no sea una empresa. Es un periódico nacido en los paralelos y los puntos geométricos dónde anidan los hijos de la Bruma y del Libre Pensamiento para que sirva de recordatorio de los Grandes Valores a quién quiera acercarse a él y leerlo, que sirva de difusor del arte a través de los artistas , de las ciencias al ofrecerse de portador y altavoz de los científicos de sus hallazgos e inventos para que no queden sepultados bajo la alfombra , el silencio y el olvido, que es fruto interesado de los más abyectos intereses creados. Pretende ser este un espacio para las reivindicaciones justas, para defender los derechos, un punto de encuentro a dogmático, para que tenga sentido el debate sincero y fértil, un humilde medio que sólo crecerá si las personas que tienen algo que decir participan y lo hacen suyo
Que no se pierda ningún artista, ningún científico, ninguna pensadora, ningún sintiente, que nadie quede atrás y rompa la cadena que une a los seres limpios y justos a lo largo del tiempo proyectándose hacia el infinito.

No creáis a nadie que os diga que nada puede hacerse, que es imposible que las cosas cambien. Son las ideas las que escriben la historia y es la confianza de cada uno consigo mismo junto a la voluntad firme lo que hace mover la rueda de la historia. Sólo las obras justas pueden ser estéticas.

 

El Club de la Bruma 

 

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