Con motivo de la participación de L. Ramón García del Pomar en el acto sobre «La Proxémica en la Movida Madrileña», que tendrá lugar en El Congreso de los Diputados de España a propuesta del Congreso y de El Club de la Bruma, el próximo viernes 23 de mayo a las 17.00h, Tiempo de Tormentas, pública esta entrevista realizada con motivo de la aparición de su nuevo libro «Proxémica».
ENTREVISTA
L. Ramón G. del Pomar.
El hombre inimitable.
Hablemos de Proxémica, su nuevo libro.
Por David Domínguez
Desde que allá por el año 2014, Luis
Ramón García del Pomar, publicara dos
libros casi simultáneamente, El subjuntivo
errante, Editorial Polibea, y Subjetividades,
Huerga y Fierro Editores, siendo yo uno de
sus más rendidos seguidores esperaba con
ganas que le llegara el momento de
regresar a esa expresión literaria por la que
tanto le admiro y sigo su huella. Ahora por
fin, tras once años de espera, aquí le tengo
hoy con esta magnífica obra que ha
publicado con Averso Poesía, en su
colección Perversa, y que se titula
Proxémica.
“Los oficios de creación no permiten el estancamiento”.
foto: L. Ramón García del Pomar
Antes de entrar en materia y por hacer
honor a la verdad, permítaseme presumir
un poquito al confesar que he tenido el
privilegio, a petición del autor, de ser la
primera persona en recibir esta maravilla
de poemario. Y a la vista de lo que he leído
y sentido, les cuento que Proxémica
merece todos mis elogios, es un libro con
el que García del Pomar testimonia la
grandeza de su humanidad.
Proxémica es todo un bálsamo de vida
y sentimiento poético. En cada uno de sus
versos siento un fogonazo de luz y
sensibilidad idílica. He llegado a leer sus
inspiraciones como si yo mismo estuviera
promulgando nuevos dogmas de fe hacia lo
humano, con lo que este libro extiende mi
respeto hacia la persona del autor y me
abre camino hacia toda una pléyade de
sentimientos con huellas y sabores
imborrables.
Gracias a Ramón G. del Pomar he
conocido a un hombre con versos en faldas
así que, consintiéndome parafrasear el
título del libro cátedra escrito por Jaime Gil
de Biedma, Las personas del verbo, en
Proxémica siempre he visto la segunda
parte de las personas, el verbo…
Mientras desayuno con él en una
cafetería de Madrid muy próxima al Paseo
de La Castellana -los dos tomando café con
leche y bizcocho al limón-, entre sorbo y
bocado, ataco:
—Buenos días, Ramón. En este libro,
Proxémica, hay un ahora o nunca.
foto: L. Ramón García del Pomar
—Sí, tienes razón. Ya sabes que soy un
currante y durante estos años que llevo sin
publicar poesía he empleado mi tiempo en
sacar a la luz tres novelas -la última
galardonada con el Premio Internacional
Fam Cultura Pop-Eye, La materia de mis
edades. Además, he realizado algunas
obras de teatro, participado en varias
películas, en dos de ellas he sido candidato
a la nominación del Premios Goya como
actor de reparto. Ahora estoy a la espera
del estreno de La ley de Sodoma,
maravillosa obra fílmica de Rafael Gordon
en la que soy coprotagonista. Al margen de
esto o paralelamente, decidí matricularme
en la Universidad Carlos III de Getafe y
seguir un extraordinario grado que se
llamó “La pervivencia del mundo antiguo
en la cultura contemporánea”. Entre tanto
y en la misma Universidad, participé en
unos cursos de escritura, llevados a cabo
entre la Carlos III, la Universidad de
Logroño y el Círculo de Bellas Artes de
Madrid, que igualmente me abrieron la
mente como artista multidisciplinar y
persona. Dotar mis recursos de nuevas
herramientas para agilizar los resultados
simbióticos entre idea y expresión, entre el
éter y la carnalidad que quiera simular mi
abstracción desde los procesos
neurológicos disparados para los sentidos
solo son circunstancias que asumo. Lo
cierto es, para resumir, que nunca sé lo
suficiente y los oficios de creación no me
permiten el estancamiento. La desidia
exige esfuerzos sobrehumanos y no soy de
los que procrastinan. Sé que tengo que
defenderme de mi inestable equilibrio
emocional y la resiliencia es la medicina
más eficaz contra las dudas y sus
aprensiones.
—¿Hay que neutralizar todo aquello
que se anteponga entre la verdad
subjetiva del autor y el ego de quien lee?
—La buena praxis para realizar ideas,
en este caso poesía, requiere de agilidad
para evitar caer en trampas intelectuales,
en pudor moral, vergüenzas o miedo a lo
que pudieran decir aquellos que analicen
desde su personal experiencia lo que narre
la sinrazón del artista, lo que dispare su
ingenio. Y sí, creo que es muy conveniente
contrarrestar la fuerza arrasadora de todo
ego, somos de agua. Dejémonos llevar por
cada experiencia. Gracias a estas
contemplaciones me he visto preparado
para regresar a la poesía letrada.
foto: L.Ramón García del Pomar
—¿Podría decirse que este regreso se
debe al compromiso que asumes contigo
mismo y forma parte de tu honestidad
frente a la euforia por superarte?
—Me cuesta decidirme por una idea
concreta, tu pregunta me sugiere acuerdos
y desacuerdos. La euforia puede
significarse tanto por el compromiso con
un afán de superación, como por la huida
de lo mismo. La ignorancia también
esgrime su prepotencia bajo los pliegues
de un pragmatismo que se justifica en sí y
su fuerza es tan férrea como la aparente
lógica, el miedo, la voluntad acérrima y la
traumatizante vergüenza. No todos
queremos disponer de ese lugar sacro y
místico que nos mantiene en la búsqueda
constante del grial interior, el que deposita
la sangre que nos hace ser y cosa. La poesía
es inherente a nuestra humanidad. En mi
caso y lejos de cualquier manierismo
profético, es la forma de tocar mi
conocimiento para vivir en relación al filtro
cromático con el que quiero contarme los
acontecimientos que me circundan, sean
propios o ajenos, para degustarlos como si
fueran los platos de una comida a la carta y
seleccionar según las emociones que
quisiera paladear para mi buena salud y
una madurez más solidaria o consecuente
con lo que sea para el bien común. ¿Acaso
este es el compromiso conmigo mismo,
con mi honestidad y la euforia por
superarme? No lo sé. A veces y sin darme
cuenta, como si me poseyera una acción
mecánica integrada en mi psique, me
refugio en corazas que me protejan de mí.
Puede que ahora mismo esté gobernado
por alguno de estas armaduras seudo
pragmáticas y no alcance a ser más
concreto con tu pregunta.
foto: L. Ramón García del Pomar
—Entonces, ¿quién es y quién era
Ramón García del Pomar?
—Esta te la contesto rápido. Estaba en
el Ateneo de Madrid y hablaba con el
prologuista de Proxémica, nuestro querido
y sabio amigo Miguel Losada. Se acercó a
saludarle la siempre sorprendente Amparo
Corral mientras yo permanecí en un
cómodo tercer plano, posición altamente
recomendable cuando la suerte nos
dispone ante tan altos iconos del saber.
Así, discretamente, para usarla donde me
procediera, viéndome absolutamente
reflejado en la frase con la que Amparo se
definió pude anotarla en mi teléfono. El
azar elige el día de hoy para que me sirva al
responderte a ti: “Ahora soy un hombre
que recuerda las pautas y recopila
argumentos”.
Y en cuanto a quién era, lo defino en
uno de los poemas de Proxémica: “Un niño
desnudo y completamente anestesiado por
mi afán literario”. Hablando ayer por
teléfono me dijiste que en este libro había
más Ramón al desnudo que en todos los
anteriores. He de aclararte que no todos
los poemas que escribo en primera
persona son experiencias propias, yo no
soy un niño asesinado en Palestina,
tampoco soy víctima de violencia vicaria.
Estos poemas están ahí por mi empatía con
los martirizados, por mi necesidad de pedir
justicia como individuo revolucionario. El
poeta español, Gabriel Celaya, escribió que
la poesía es un arma cargada de futuro. Yo
lo tomo como bandera y lo veo en las
consecuencias que genera la proxémica en
su efecto práctico porque, sea cual sea la
distancia medial que establezcamos entre
seres y cosas, la vida nos hace tan únicos
como universales: todos somos uno, pero
en cada uno, vestidos o en pelotas,
estamos todos.
Foto: L. Ramón García del Pomar y Miguel Losada
—Pues fíjate, Ramón. Yo te tenía
preparada una pregunta que deseché pero
que, justamente ahora por lo que dices,
retomo porque viene en congruencia.
¿Desnudo o vida?
—Hilas fino, amigo. Las dos condiciones
son fuente de conocimiento, aun cuando
desnudos estemos donde pudiera parecer
un inapropiado contexto. ¡Vivos siempre!
Hasta para derrocharnos sin más
miramiento que lo pautado por nuestras
ansias de libertad y la lucidez súbita.
foto: L. Ramón García del Pomar
—¿Luz o vida?
—Sin luz puede haber vida, pero sin
vida no puede haber luz. Es ella quien me
entrega al roce cálido de los deseos y me
deja una sensación cercana a la fuente que
me dota de sensibilidad. Ahí hay una luz
que también me adiestra para soñar. En la
vida todo es vida, se dice en el Zen, tanto
como en la muerte todo es muerte. El eco
de lo incorpóreo no siempre resulta visible
al desgaste de la madrugada, por eso luz y
vida pueden ser inmisericorde fuera y
dentro de sí. A veces veo que la existencia
humana es una perversión de los dioses,
ensartándonos en un asador para
mantenernos girando sobre las brasas de
un incendio inextinguible. Para que seamos
luz durante la vida, lo importante es
ceñirse a una frase que repite mi amigo y
tocayo Ramón Llorente y que viene del
cineasta Frank Capra: “Me gusta rodar
películas que consigan hacer al espectador
sentirse mejor persona que antes de haber
entrado al cine”. Y yo, Luis Ramón, digo
que esto mismo me gustaría que hicieran
mis libros en el lector.
—¿Crees que la poesía está utilizada
por personas que se creen poetas, pero no
lo son?
—Puf! Creo que existe la complejidad y
que las etiquetas pueden significar males
crípticos. Una bailarina lo es desde que da
sus primeros pasos y tropieza; un músico lo
es desde que marca las primeras notas,
aun cuando lo haga con imprecisión y sin
compás. Ya sabes que viajo por los recintos
penitenciaros de España creando
espectáculos con los reclusos y rescatando
los poemas que ellos escriben sin reglas
gramaticales ni ortográficas. Más tarde los
publica “Ediciones Tantín, de Cantabria”.
En este itinerario suelo encontrar poemas
maravillosos que un académico definiría
como aberrantes. Igualmente, tanto el
recluso como yo pudiéramos considerar
aberrante la poesía del docto. Ya se sabe
que la filosofía es ahondar en lo no
pensado y que la poesía es decir las cosas
como no estén dichas aún. Lo demás es ser
sinceros y dejarnos llevar por el alma.
—Se ha hecho de la cultura un
mercadillo para burgueses, mientras que
tú eres esa rara avis que rompe la
banalidad. ¿Hay verdad dentro de la
poesía?
—Creo que eres muy generoso
conmigo, pero muy duro o tajante con los
demás. Tú mismo tienes amistades en el
mundo de las artes —gracias por incluirme
entre ellos—que son auténticos volcanes
escupiendo lava fraguada en un intenso
magma de talento y verdad.
foto: L. Ramón García del Pomar
– ¿Por qué Proxémica?, ¿qué ofreces?
Nada, no ofrezco nada. Las cosas complejas
pueden seducir con facilidad, yo prefiero
las sinceras, resultan exquisitas. Proxémica
se debe a mi urgencia por crear, a la
necesidad de compartir pensamientos y
experiencias propias o ajenas,
materializándolas dentro del
desplazamiento de unos renglones y de los
límites específicos que se airean en una
disciplina artística expresada con sujetos,
verbos, predicados, puntos, comas y todos
los signos de nuestra rica lengua.
Alejándome de deudas estéticas u otros
compromisos que me priven de libertad o
me sujeten a normas preestablecidas, a
veces también ladro. Proxémica se
caracteriza por la precisa descripción de
acontecimientos y sus emociones, todo
desde los criterios de mi experiencia
actual. Esto quiere decir que quedo
expuesto a contradecirme en cualquier
lectura que haga de este libro y de la
particularizada descripción de sus
opciones, de manera que dejo lugar a la
naturalidad de las interpretaciones y a la
participación del lector o de los oyentes.
—¿Por qué la originalidad de
presentar en un libro de poesía varios
códigos QR?
—Proxémica no es solo una poética,
también he incluido algún ensayo y relatos.
El ensayo responde a mi gusto por la
antropología, motivo por el que fui
invitado a participar epistolarmente en una
exposición colectiva sobre la proxémica.
Esto fue en el Museo de Arte
Contemporáneo Carrillo Gil de México,
comisariada por Barbara Chiloiro y
Pancrazio de Padova. En cuanto a los
relatos, basados en hechos reales, son
acontecimientos impresionantes que me
han tocado de cerca y no siempre para
darme gusto o disgusto. Otros códigos
corresponden a performances que he
llevado a escena y que entran dentro del
concepto proxémica para medir nuestro
espacio íntimo: espacio casual/personal,
espacio social/consultivo, espacio público y
lenguaje no verbal.
foto: Interiores del libro «Proxémica»
Tomo la palabra para ir despidiéndome no sin antes
remarcar que este libro tiene un prólogo de lujo, nada
menos que el de uno de los más altos
pensadores de este país, Miguel Losada.
Hay que estar muy seguro de sí mismo
para acometer la osadía de pedirle tal
gesto a un hombre de tanto calibre
intelectual. Ramón me contestó que solo
hubiera publicado este libro si recibía las
bendiciones del cielo, claro que para llegar
a Losada recurrió a Julia Ures, miembro del
proyecto Ponteceso Cultura Permanente
(PCP). El epílogo corresponde a la escritora
mexicana y doctora en Artes Escénicas, Ser
Brenda Mitchelle, que contempla la
proxémica desde el lenguaje no verbal.
Juan José Gómiz León, doctor especialista
en Urología, cierra Proxémica con su
análisis sobre el libro y su autor.
foto: Interiores del libro «Proxémica»
Desde luego que mi entrevistado es
único, inimitable. En él se personifican
alegría, vida, inquietud, esperanza,
generosidad, sabiduría y humildad.
Durante la entrevista tuvo junto a sus
piernas a Gus. Los dos se miraban con
auténtica adoración. Este perro define un
antes y un después en la vida de su
cuidador. Antes de Gus y entre todas las
múltiples acciones de este poeta están
otras muchas que se ha callado como, por
ejemplo, sus años dedicado a la atención
de pacientes como especialista en Hipnosis
Clásica Eriksoniana, P.N.L y otras terapias
holísticas. El resto ya son voluntades y
confidencias del Universo Cuántico, lo
importante es que el poeta sigue
consumiendo los latidos pautados desde
que fue fecundado en el mes de
septiembre de 1949 en Los Corrales de
Buelna, Cantabria. Ramón llegó con la
primavera de tauro, en 1950 para ofrecernos la
foto: L. Ramón García del Pomar
proxémica de nuestras vidas como animales humanos en estado puro.
Para mí, de alguien así es desde donde
mejor me llega la poesía. El poeta, aunque
elija derramarse desde un estado clemente
—también puede ser indolente, histriónico,
místico o lo que sienta desde su momento
de sinceridad— el hecho es que tiene que
ser reflejo de lo renovable, continuamente
debe agonizar para reverdecer. Todo lo
que se salga de este compromiso es
mercadería para alcanzar retos de venta o
posiciones ante la banalidad de las
apariencias que se inflan simulando postín.
A día de hoy, entre los poetas que se libran
de mi menosprecio sitúo a mi querido
amigo y maestro Javier Lostalé y a mi
igualmente amigo Ramón. Quedan
pendiente otros nombres honrosos, los
irán conociendo en sucesivas entrevistas.
Hasta aquí he tratado de sintetizar lo
hablado con Ramón o Luis o Luis Ramón,
Foto: Gus García del Pomar y L. Ramón García del Pomar
en su pueblo le llaman —El Chinito—. En la
grabadora de mi teléfono dejo muchas
preguntas con sus respuestas, incluso
puede que algunas tengan más valor que
las que les comparto. Fueron dos los
desayunos que tuvimos en días alternos y,
en fin, mi madre está malita, a mí me toca
preparar la cena y a ustedes les queda
imitarme para evidenciar todo lo
extraordinario que tiene Proxémica, la
última obra literaria de un excelente autor
contemporáneo que fue bastión
imprescindible para que La Movida
Madrileña llegara a buen puerto.
LA PRÓXEMICA EN LA MOVIDA MADRILEÑA
Fecha: 23 mayo 2025
Hora: A las 17.00h
Lugar: Congreso de los Diputados de España
Organizan:
El Congreso de los Diputados
y
El Club de la Bruma