Todo aquél que quiera saber puede saber. Puede saber que sucedió en el Maidan. Y no, no se lo va a contar un agente ruso. Se lo cuenta el máximo experto en ese evento, un politólogo de origen ucraniano que trabaja como investigador en una universidad canadiense. Y cuyo último libro ha sido censurado por la editorial Routledge, con la que lo tenía contratado, censura que no es nueva para el (ya la sufrió con otros artículos). Afortunadamente el libro que nos ocupa es de acceso abierto. Y es de acceso abierto no por buena voluntad de la editorial, sino gracias al crowdfunding.
Mientras que China ha estado activamente cerrando cualquier discusión sobre las fronteras, el imperio atlántico parece inasequible al desaliento en su delirante obsesión por redibujarlas. Así mientras China firmó, poco tiempo después de la desaparición de la Unión Soviética, un acuerdo de delimitación fronteriza con la Federación Rusa, pasando de los algo más de 8.000 km que compartía con la URSS a los 4.000 actuales y ha firmado recientemente otro acuerdo con la India, para resolver un viejo contencioso fronterizo, el imperio atlántico no ceja en su expansión hacia el este. Y al tiempo que persiguen el objetivo, cual psicópatas, niegan vocación alguna de tal tipo, acusando a Rusia, una vez más cual psicópatas, de querer reconstruir un imperio al que esta renunció sin pelea, tanto en occidente como en oriente.
Esta obsesión es lo que está detrás de las llamadas “revoluciones de colores”, que vendidas como reclamos de “libertad”, con que otra mercancía puede traficarse sino, no son sino burdos intentos de redibujar las fronteras justamente en los territorios que una vez lo fueron del imperio ruso. Esas revoluciones sin revolucionarios, que ya comienzan a estar documentadas y por tanto han devenido más prevenibles, (Aydin, 2010) (Ó Beacháin & Polese, 2012) (Mitchell, 2012) (Gerlach, 2014) (Korybko, 2015) (Korybko, 2017), empezaron antes de lo que habitualmente se cuenta en los estudios que se le han dedicado. En esta línea es notoriamente meritorio el estudio sobre la primera de esas revoluciones sin revolucionarios que tuvo lugar en Lituania (Sapozhnikova, 2018).
Esa revolución sin revolucionarios tuvo lugar antes de la disolución de la URSS, bajo la presidencia de Gorbachov. Es conocida la proverbial incapacidad de este para manejar los eventos en los que se vio envuelto, pese a ser uno de los favoritos de Yuri Andrópov, un político substancialmente mas solvente. No menos incompetente resultó Víktor Yanukóvich, en la gestión de los acontecimientos del Maidan. Al tiempo que toleraba el acampado en la plaza de ese nombre, descabezaba y desactivaba a la Беркут, permitía que los sectores de extrema derecha y operativos de la legión georgiana ocuparan los edificios alrededor de la plaza, i.e. el Hotel Ucraina y mantenía interminables e inútiles conversaciones con el vicepresidente imperial de entonces, Biden (que como es sabido colocó a su vástago varón Hunter Biden en la industria energética ucraniana después del Maidan, aparte de encargarle otras gestiones de interés para el patrimonio familiar y el interés del imperio, ambos indistinguibles. Dad, my dad).
Pese a la información de inteligencia que le proporcionó Moscu sobre la naturaleza de las fuerzas a las que se enfrentaba y la recomendación explicita de desalojar a por la fuerza a los acampados, Yanukovich prefirió ensayar el método de la negociación pacífica hasta que fue demasiado tarde. Porque lo que el temía, provocar una desafección de la opinión publica en caso de usar la represión, le fue impuesto. No solo perdió la confianza y el control de las fuerzas de seguridad, sino que además fue víctima de una operación de falsa bandera que apalancó sobre la teoría “Transformative Events” (Hess & Martin, 2006), que Sharp -un operativo esencial en la primera revolución de colores en Lituania- conocía muy bien, atribuyéndole a el y su gobierno lo que las fuerzas imperiales habían instigado y los ejecutores locales de extrema derecha y la legión georgiana habían hecho. A partir de ese momento inició una loca huida, perseguido por asesinos enviados por el nuevo régimen de Kiev, que bien pudo costarle la vida, de no haber sido localizado, casi por casualidad, cerca de la costa, pero lejos de la frontera rusa, ya sin gasolina en los motores de los vehículos que lo transportaban, por los helicópteros de las fuerzas especiales que el Kremlin envió en su rescate. Los entresijos concretos de las negociaciones en las que se vio envuelto están clasificados, en el caso de USA y Moscú, y se desconoce que rastros han quedado, si alguno, en Kiev. Me inclino a pensar que todos los rastros documentales que han sido localizados en Kiev por el nuevo régimen han sido borrados o alterados y en tanto no cambie en régimen no será ni siquiera posible reconstruir los eventos, al menos parcialmente, con testimonios orales.
Justamente, aparte consultando algunos archivos, ha sido con testimonios orales con los que Sapozhnikova ha podido reconstruir como fue esa primera revolución de colores en Lituania, que llevó a su declaración de independencia y aceleró la desintegración de la URSS perestroikada[1]. Incluso el estado soviético perdió memoria de sus competencias contrainsurgentes, en gran medida consecuencia de la acción destructiva de esa memoria que llevó a término el revisionismo promovido por Nikita Jrushchov[2]. Si bien durante mucho tiempo la inteligencia soviética mantuvo una estrecha vigilancia en las regiones anexionadas después del pacto Ribentrop-Molotov (Polania, Letonia, Estonia y Lituania) (Statiev, 2008), (Statiev, 2010) e incluso sobre la parte occidental de Ucrania, donde la insurgencia nunca dejó de existir, si bien fue altamente ineficaz (Statiev, 2018), nada de eso estaba utilizable en la época de la perestroika. Si después de la II guerra mundial fueron perfectos conocedores de que gran parte de las redes creadas por la inteligencia militar alemana, la llamada Gehlen Organization, se habían pasado al servicio de imperio atlántico, y en la medida que la tenían penetrada la usaron con éxito en tareas de desinformación, nada de eso llegó operativo a la época de la perestroika. Poco a poco fueron perdiendo el pulso, hasta llegar a la absoluta desinformación y el absoluto desarme, para procesar la poca información disponible en la época de Gorbachov.
Desinformación es lo que estamos sufriendo en esta tercera década del sxxi. Si no has leído alguno de los artículos, previos a este libro, escritos por Ivan Katchanovski o no has escuchado ninguna de las entrevistas que se le han hecho[3] con toda seguridad tu conocimiento sobre Maidan es insuficiente o directamente falso. Y sin ese conocimiento no puedes entender nada sobre la segunda guerra librada en suelo europeo desde la segunda guerra mundial[4], la guerra en curso en el territorio de la pronto extinta Ucrania. Pero el objetivo del libro que nos ocupa no es explicar esa guerra, es mucho más preciso, dar cuenta de cómo el golpe de estado del Maidan, el segundo intento de desestabilizar Ucrania (el primero fue la Orange Revolution) tuvo éxito.
El libro que nos ocupa está rigurosamente documentado con videos, análisis periciales e informes en sede judicial, conversaciones confidenciales que fueron interceptadas y devinieron de dominio público. Y dejan claro, más allá de toda duda, que la operación fue orquestada, dirigida y financiada por el imperio atlántico en estrecha cooperación con la extrema derecha ucraniana, heredera de la que atacó a los soviets, en alianza con parte de la oligarquía que se había enriquecido con el desmembramiento del estado soviético, bajo la cobertura del supuesto nacionalismo y la consabida “libertad de los pueblos”, y la participación, como asesinos, de miembros de la legión georgiana (que habían recibido entrenamiento militar bajo Míjeil Saakashvili[5], otro de los revolucionarios de colores -Revolución de las Rosas-, que fue premiado por el nuevo régimen con la gobernatura del óblast de Odessa[6]).
Toda la información que ha circulado en el imperio atlántico, en los venerables medios de comunicación, desde la DW (deutsche welle), la BBC o cualquier otro medio en cualquiera de los dos lados del Océano Atlántico, i.e. Le Monde, El país o el New York Times, que han venido vendiendo que el Maidan fue una espontánea revolución por la libertad y etc., es rigurosamente falsa. Sin paliativos.
Lean el libro y lo comprobarán por sí mismos. El que pueda entender y difundir, el que pueda hacer, que haga. Aunque no oímos los tambores, porque nos hemos vuelto sordos de tantos decibelios con los que somos golpeados cada día, estamos en estado de guerra. Real o imaginario, es irrelevante, porque sus efectos son cada vez más reales: inflación, justitocracia, … Los falsarios se han apoderado del mundo. Su espíritu guerrero, el de ellos y aún más el de ellas, el de esas damas que son o fueron guapas y que pretenden estar sobradamente preparadas[7], es pura impostura.
En un interesante ejercicio de prognosis, antes de que yo mismo hubiera venido este mundo, el gran sociólogo C. Wright Mills divagó sobre las causas de la tercera guerra mundial y dejó escritos algunos párrafos memorables. Entre ellos:
“Most of the causes of World War III are accepted as “necessity”; to expect is coming is considered “realism”. Politicians and journalists, intellectuals and generals, businessmen and preachers now fight this war -and busily create the historical situation in which it is viewed as inevitable. For them “necessity” and “realism” have become ways to hide their own lack of moral and political imagination. Among the led and among the leaders moral insensibility to violence is as evident as is the readiness to practice violence. The ethos of war is now pervasive. All social and personal life is being organized in its terms. (…) War is no longer an interruption of peace; in our time, peace itself has become an uneasy interlude between wars; peace has become a perilous balance of mutual terror and mutual fright. (…) The question of strategic targets is now obsolete; World regions are the targets. The distinction between military and civilian is obsolete: World populations are the bemused combatants. The distinction between attack and defense is obsolete. The only defense is total attack, and “Civil Defense” -even as war propaganda – is properly regarded as a farce. The distinction between strategic and tactical weapons is now obsolete. Its continued use is base on ignorance of the dialectic of men at war and of the absolute meaning of the new weaponry. All purely military strategy must now reasonable be expected to end in mutual annihilation. (…) War is no longer “a continuation of politics by other means”. No political aims can be achieved by means of total war. No truly “national interest” of any nation can be served by it. No agenda that reasonable men can “believe in” makes the preparation for war sensible or promises to achieve peace in the world” (Mills, 1958, págs. 2-3).
Este es nuestro mundo.
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Notas
[1] https://www.elsaltodiario.com/rusia/entrevista-aleksei-sajnin
El salto se hizo eco el 10 dic 2024 (Acceso: 2024/12/12) del Foro de la Emigración de Izquierdas celebrado en Colonia el 2 y 3 de noviembre. Al parecer la tendencia dominante en ese foro es “la izquierda liberal” (una parte substancial de los liberalilotas subordinados al imperio), donde seguramente habrá gentes de buena voluntad, pero están también elementos que maduraron, como los hongos matsutake, en las ruinas generadas por Yeltsin. Y es bien significativo que el imperio atlántico no haya mostrado ningún interés en introducir en pasados intercambios de prisioneros, ni es previsible que lo haga en el futuro, a Boris Kagarlitsky. El compromiso con la libertad tiene límites estrechos.
[2] De origen ucraniano, al igual que el gran anquilosador, Breznev y el liquidador Gorbachov. El ascenso de Ники́та Серге́евич Хрущёв al poder supremo, muerto Stalin, fue obra, sobre todo del mariscal Zukov, como mal menor frente a Beria. Y de nuevo Zukov le sostuvo cuando perdió la mayoría frente a Malenkov, para comprobar, poco más tarde, como le traicionaba. Una de sus descendientes, en algún grado algo lejano, Nina Khrushcheva, empleada en una universidad del centro del imperio y antagonista con la actual dirigencia en el Kremlin, ha pretendido, sin éxito, presentar en 2024 en el Centro Yeltsin de Ekaterimburgo, un libro (LxWxH: 242 x 180 x 44 mm; Weight: 1880 g) escrito en ruso, en el cual pretende presentar a Хрущёв como un verso libre: Никита Хрущев: Вождь вне системы / Nikita Khrushchev: An Outlier of the System. Nada más lejos de la realidad: si alguien encarnó los vicios del sistema, fue el.
[3] i.e. https://www.diario.red/articulo/in-english/ivan-katchanovski-the-false-flag-massacre-was-rationally-organized-and-carried-out-with-the-involvement-of-oligarchic-and-far-right-elements-of-the-maidan-opposition/20240223144549023820.html
[4] La primera fue en suelo de la extinta Yugoeslavia https://tiempodetormentas.com/cultura/sobre-documentales-y-cortos-de-boris-kozlov/
[5] Aquejado de desequilibrios mentales, sobre los que seguramente apalancó el imperio atlántico para empujarle a sus delirios militares, es el único presidente vivo de Georgia que no tiene apartamento en la residencia de expresidentes -un complejo por lo demás bastante feo- de Tibilisi, porque se haya recluido en otro lugar. Seguramente la señora Salomé Zurabishvili, cuando sea desposeída de sus ornamentos, tampoco contará con uno.
[6] Ciudad fundada, bajo Catalina la Grande, por un marino nacido en Italia, cuyo papá fue natural de las Españas y su madre de irlanda.
[7] Puede que este comentario parezca machista y probablemente es machista. Pero eso no resta un ápice de veracidad y valor a la descripción. En efecto el imperio muestra una extraña predilección por colocar en papeles de representación a una generación de mujeres formadas (es una manera de hablar) en los “think thank” atlánticos. Puede que se deba a que ellas son más aplicadas que sus congéneres de otros géneros. Pero puede que se deba también a que el cuestionamiento de su estupidez resulte más difícil pues las protege el aura del machismo (como sucede cuando se dice, y no cabe duda de ello, que el sionismo es puro racismo, y se acusa al emisor de antisemitismo). Sin duda es machismo no reconocer que las generaciones de sobradamente preparadas han llegado al centro mismo del estado profundo, han redescubierto la tortura como método de obtención de confesiones, que no información (aunque esto es lo que han dicho que estaban obteniendo, incluso de inocentes que simplemente no podían conocer), en la más pura tradición de la inquisición, y han protagonizado algunos de los más perversos fallos de prevención. Este es el caso de, por ejemplo, de Alfreda Frances Bikowsky, “queen of torture”, “modelo” para varios personajes de películas, en las cuales la CIA ha tratado de blanquear la tortura, i.e. Zero Dark Thirty, operativo que inició sus pasos, difícilmente podía ser de otro modo, como analista antisoviética. Lo siento, pero no tengo edad para pactos con lo políticamente correcto.
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Referencias
Aydin, G. (2010). ‘color Revolutions’ In The Post-Soviet Space: The Case Of Georgia. Ph.D. dissertation, The Graduate School Of Social Sciences Of Middle East Technical University.
Gerlach, J. (2014). Color Revolutions in Eurasia. Springer.
Hess, D., & Martin, B. (2006). Repression, Backfire, and The Theory of Transformative Events. Mobilization: An International Quarterly, 11, 249–267. doi:10.17813/maiq.11.2.3204855020732v63
Korybko, A. (2015). Hybrid Wars: The Indirect Adaptive Approach To Regime Change. MoscowPeoples’ Friendship University of Russia.
Korybko, A. (2017). The Law Of Hybridwar: Eastern hemisphere. Korybko Self Edition.
Mills, C. W. (1958). The causes of world war three. Simon and Schuster.
Mitchell, L. A. (2012). The color revolutions. University of Pennsylvania Press.
Ó Beacháin, D., & Polese, A. (Edits.). (2012). The Colour Revolutions In The Former Soviet Republics Successes And Failures. Routledge.
Sapozhnikova, G. (2018). The Lithuanian conspiracy and the Soviet collapse. Atlanta, GA: Clarity Press, Inc.
Statiev, A. (2008). Was Smuglianka a Lunatic or a Siguranţa’s Agent-Provocateur? Peculiarities of the Soviet Partisan Struggle in the Western Borderlands. Journal of Strategic Studies, 31, 743–770. doi:10.1080/01402390802197860
Statiev, A. (2010). Soviet Counterinsurgency in the Western Borderlands. Cambridge University Press.
Statiev, A. (2018). The strategy of the organisation of Ukrainian nationalists in its quest for a sovereign state, 1939–1950. Journal of Strategic Studies, 43, 443–471. doi:10.1080/01402390.2018.1531392